miércoles, 22 de febrero de 2023

República Dominicana, religión y cultura de paz

                                          


República Dominicana, religión y cultura de paz

Conscientes de que la cultura de paz, no es un concepto abstracto o irrealizable; que es la opción de vivir procurando relaciones amistosas con los demás; que es una filosofía de vida posible en la medida que cada uno de nosotros esté dispuesto a mostrar su humanidad y compartirla con los otros.

En ese orden, la religión ha constituido en la República Dominicana, una importante fuerza propulsora de una cultura de paz. Esto lo acentuamos, por las numerosas iniciativas, en las cuales actores, motivados religiosamente, se comprometen e involucran en diversos conflictos de diferentes índoles, buscando y promoviendo una solución pacífica, alcanzando en no pocos casos, notables éxitos.

Dado lo anterior, procedo a reflexionar acerca del rol de la religión en la consolidación de la paz, ajustándose al contexto dominicano, en tres enfoques:

A)     Estilo o filosofía de vida

Desde la religión, se ha venido planteando que la paz como filosofía de vida está implícita en la forma de ser del hombre. Y que la paz no llega sola, se debe creer en ella desde las profundas llanuras fértiles del corazón. Dicho en palabras de Pablo VI: ¨la paz comienza en el interior de los corazones¨.

Por lo tanto, no es una utilidad artificial de una sociedad artificial. Debe ser un propósito real, fecundo y profundo que se viva desde adentro hacia afuera, y que se cultive cada día desde el ejemplo de vida.

Como contribución a la paz, la religión en la República Dominicana juega un papel preponderante en la cohesión social. La misma contempla la esencia del ser humano como un valor absoluto (la condición de creatura, procedente de Dios); que a la vez que nos abre al misterio, nos hace comprender y valorar el carácter sagrado y supremo que tiene el respeto a la vida humana.

En ese sentido, está jugando su rol en la sociedad de contribuir a una sociedad justa y de paz, a través de diversos procesos y acciones sociales, desde la visión del respeto y defensa de la dignidad humana.

Por lo que resulta ser muy esperanzador, observar el involucramiento de las diferentes denominaciones religiosas en promover una cultura de paz, a través de la educación; a pesar de los retos y desafíos que está generado esta amenazante cultura de la violencia.

Es que para ganar la paz hay que educar para la paz; esto va en consonancia con lo que se refirió Johan Galtung, cuando dijo que: “Educar para la paz, es enseñar a la gente a encararse de manera más creativa, menos violenta, a las situaciones de conflictos y darle los medios para hacerlo”.

B)     Su papel en la Resolución alternativa de conflictos, asumiendo como método la mediación a través de la herramienta del diálogo para la concertación social en la República Dominicana.

Uno de los roles esenciales y prácticamente determinantes de la religión, en la República Dominicana, ha sido su misión de la mediación y la concertación social.

Pudiera referirse a cualquier otra denominación religiosa, pero a modo de ejemplo, me referiré a la Iglesia Católica, la cual ha sido la más preponderante en dicha dinámica. Esta, a pesar de circunstancias complejas y difíciles ha pasado a ser un elemento de armonía, reencuentro, una mediadora en conflictos, tanto sociales como políticos.

Como punto de inicio para describir su rol, podemos partir como referencia la Era Colonial, precisamente en el último Domingo de Adviento de diciembre de 1511, con el Sermón de Fray Antonio de Montesinos, considerada la primera reclamación en lucha por los derechos de gentes en América.

En los años ochenta, la transición a la democracia y la transformación socioeconómica, proporcionaron el marco oportuno e histórico a los líderes religiosos como mediadores políticos por excelencia en la República Dominicana, a instancia de la sociedad.

Cabe identificar su rol en el año 1985, cuando promovió el Diálogo Tripartito (entre el gobierno, empleadores y trabajadores) que hizo posible el nuevo Código de Trabajo, promulgado en 1992 y que puso fin a una situación de conflictos complicados y permanentes entre trabajadores y empleadores. Estos diálogos coadyuvaron a una paralización y disminución de huelgas laborales en el país.

Asimismo, haber participado y promovido iniciativas como el Pacto de Solidaridad Económica de 1990, el Acuerdo de la Comisión de Educación que puso fin a una huelga de maestros y representó importantes conquistas para el Magisterio Nacional en 1991.

También la Agenda Nacional concertada entre la sociedad civil y los partidos políticos en 1993, en donde se acordó en ese momento histórico, mejorar, por ejemplos: El escaso desarrollo de una cultura democrática, la disfuncionalidad de la justicia, poder municipal diluido y erosionado, la poca capacidad de reacción de la sociedad ante los problemas, el afianzamiento de los mecanismos de participación ciudadana.

De igual manera, su aportación en el Acuerdo por una Campaña Electoral en un Clima de Paz, el Pacto de Civilidad y el Pacto por la Democracia en 1994, que posibilitó la superación de una crisis política que mantenía al país al borde de la ingobernabilidad y de caer en un vacío institucional.

Resaltar en este punto que los partidos políticos y el gobierno acordaron invitar a otras instituciones religiosas nacionales, como, por ejemplo: la Confraternidad Evangélica Dominicana (CONEDO) y el Consejo de Unidad Evangélica (CODUE).

Otros logros de la concertación social son las reformas al sistema electoral en 1992; los códigos arancelarios y tributarios en 1992; y el acuerdo entre los partidos políticos mayoritarios para superar una crisis política alrededor de la Junta Central Electoral en marzo de 1999.

Importante destacar, que tanto en los períodos de los gobiernos que van desde el 1996 al 2004, fueron invitados también líderes de distintas denominaciones religiosas a participar en mediaciones políticas.

Asimismo, cuando se realizó el Diálogo Nacional (El 19 de noviembre de 1997 mediante el decreto 489/97 se crea y conforma la Comisión Organizadora del Diálogo Nacional), se invitaron a todos los líderes de diferentes denominaciones religiosas a participar en el mismo. También, se involucraron activamente en los debates que condujeron a la reforma de la Constitución.

Resaltar como punto luminoso que la participación de representaciones de distintas denominaciones religiosas en la mediación política, desde mi óptica y análisis, ha sido muy fructífera.

C)      Como generadoras de planes, programas, políticas públicas para la transformación de la realidad y la construcción de la paz.

Para la efectiva construcción de la paz, es necesario colmarla de contenidos y esto conlleva movilización social, cambios institucionales, pluralismo y educación, instituciones incluyentes, comunicación efectiva y no violenta, inversión social, voluntad política de transformación social; y todo esto lo podemos alcanzar con el diseño y aplicación de políticas públicas transversales y efectivas.

Las denominaciones religiosas en el país, en diferentes momentos contemporáneos, sin pretender sustituir el Estado, han levantado sus voces; a fin de que el Estado enfoque esfuerzos y atención a problemas o situaciones que requieren soluciones como, por ejemplo:

La indiferencia e insensibilidad ante el rostro amargo e inhumano de la pobreza, la desigualdad social, la descomposición familiar, las enfermedades, la degradación del medio ambiente y los recursos naturales, la corrupción, la criminalidad, el racismo, la prostitución, el narcotráfico, la explotación del ser humano, el desempleo, entre otras crudas realidades.

Los medios de los que se han valido, es a través, de cartas pastorales, de parte de la Conferencia del Episcopado Dominicano, (como expresión institucional utilizada para iluminar y explicitar algún acontecimiento significativo); o evento como La Batalla de la Fe; o a través de prédicas, homilías, el sermón de las 7 palabras, pronunciamientos públicos, reuniones gubernamentales, entre otras vías utilizadas.

Esta mirada de cuidado y responsabilidad colectiva sobre el bien común se le ha denominado como "justicia social", en el doble sentido de dar a cada uno lo que le es debido en justicia, como también, velar para que el vínculo de sociabilidad entre las personas sea en sí mismo justo y digno de ellas.

 Ahora bien, estas religiones, no se han concentrado meramente en tan solo demandar; las mismas a su vez, se han involucrado en llevar acciones, programas e iniciativas sociales diversas a la humanidad necesitada; haciéndose presentes en la sociedad, con sus integrantes y en sus estructuras, para orientar y promover el bienestar y el desarrollo integral del hombre.

 

ÁNGEL GOMERA


 

miércoles, 25 de enero de 2023

Los colores del amor

 


Los colores del amor

Los colores del amor surgen de un beso apasionado, entre el arcoíris y un cielo soleado con tatuajes de nubes blancas en su costado. Nacen del vals de las flores y las mariposas en medio de las llanuras tropicales. Brotan del éxtasis de las olas del mar cuando tocan las arenas suplicantes.

Fluyen de los bríos impetuosos de la cascada apetecible de tu boca. Manan del volcán activo que erupciona en la inmensa biología de tu ser. Germinan de la combinación romántica del polen de una flor con la picardía fecunda de una abeja en primavera.

Los colores del amor salen de versos, sentimientos y actitudes nobles, que se esparcen en el universo infinito del alma. Florecen de aquellos abrazos que estaban perdidos y se encuentran con pasión a mitad de aquel camino llamado reconciliación, provocando a su vez, un estallido de fraternidad celestial. Emergen de la silueta de tus labios pródigos, que dibujan una sonrisa que renace de lo extinto e inédito.

Se lucen en las noches tórridas cubiertas de estrellas y con olor agradable a café de la sierra; en donde el cielo y sus compinches deshojan alrededor del fogón aquellas añoranzas entre alegrías y melancolías. Y allí, la pureza navegando con destreza las galaxias, se anida en lo más sublime de un espíritu sediento.

Los colores del amor emanan desde la profundidad de esas pupilas decorosas que contemplan con gratitud y devoción, el manto fino y extendido de la niebla, que se cuela con espectacularidad y habilidad entre montañas y praderas con cabelleras verdes exuberantes.

Se levantan del bello amanecer que espanta la oscuridad del horizonte, con la luz angelical de matices poéticos. Aurora ésta, que infunde belleza excelsa a la vida con la dulce melodía de la esperanza; y que pone a deslumbrar los sentidos con sensibilidad humana, tierna, insondable y divina.

Los colores del amor aparecen del baúl recóndito del corazón, sirviendo de alas para poner a volar la imaginación entre fantasía y realidad, con la misión expresa de encontrar la felicidad.

Se nutren de una conciencia reluciente, que brilla con fulgor desde dentro hacia afuera, despejando las tinieblas que inquietan el buen vivir. Escurren de una sinfonía armoniosa de buena voluntad, que se filtra con nobleza en el interior de la persona, colmando cada espacio vital de paz y sosiego.

Los colores del amor renacen de la decisión valiente y firme, de dejar atrás las huellas de aquel pasado sombrío y amargo, que en nada contribuye a la edificación de tus sueños. Se alimenta del manantial del perdón, para así regar esas áreas maltrechas por la aridez de los resentimientos.

Su fuente es el infinito, y se sostienen entre los dinteles de la sabiduría y la verdad perpetua. Manifiestan una cota de heroicidad maravillosa, poniendo como opción irrebatible la bondad, a pesar de las hostilidades y desafíos del ambiente.

Los colores del amor proceden del huerto aclimatado de las bienaventuranzas, en donde se forman seres con corazones de carne, dispuestos a reverdecer aquellas severas deforestaciones de las cordilleras del alma, plantando árboles de vida buena con tesón, paciencia, misericordia, cortesía y amabilidad, sin importar ningún tipo de contrariedades.

Fortalecen la confianza, el diálogo y las redes de solidaridad haciendo el mundo más respirable. Restaura relaciones, sentidos y significados más allá de las tormentas. Alientan la capacidad de entendernos y amarnos entre unos y otros. Los colores del amor le dan sentido a la existencia.

 

ANGEL GOMERA


 


jueves, 8 de diciembre de 2022

República Dominicana, religión y libertad


 República Dominicana, religión y libertad

La República Dominicana, desde su origen, nació bajo los efectos e influencia de la religión cristiana, en su denominación católica. Y este hermoso paraíso celeste colocado en la zona central de las idílicas Antillas, ha puesto en primacía a nuestro Creador, bajo el lema trinitario Dios, Patria y Libertad.

Nuestra bandera al igual que otras en el mundo tiene una cruz; la nuestra es única, puesto que en su centro tiene una biblia.

La simbología de sus colores lo describe Juan Pablo Duarte, padre fundador y ferviente cristiano católico, de la siguiente forma: El Rojo Bermellón que representa la sangre vertida por nuestros libertadores; el azul ultramar expresa que Dios protege la nación dominicana; y la cruz blanca que simboliza la paz y unión entre todos los dominicanos. Llevando en el centro el Escudo Nacional con la Biblia abierta en el Evangelio de San Juan, capítulo 8, versículo 32, donde se lee: "y conoceréis la verdad, y la verdad, os hará libres".

De lo anterior, es importante resaltar que, desde el principio de la fundación de la república; la religión ha estado presente en todo el devenir de su historia política y social.

Esto lo puedo explicar con la primera Constitución de la República Dominicana, el 6 de noviembre de 1844, cuando en su artículo 38 establece como la religión del Estado a la católica.

También, destacando que, concomitantemente, haberse establecido en el año 1954, relaciones entre la Santa Sede y el Estado Dominicano. Fue también en dicho periodo entre los años 1930-1961, que las iglesias evangélicas, establecieron sus raíces en el país; pudiendo mencionar la Asamblea de Dios, la Iglesia de Dios, la Iglesia de Dios de la Profecía y la Iglesia Pentecostal.

Claro, al fijar mi atención en un intervalo de tiempo específico, no es mi pretensión desconocer ni excluir que previamente a lo señalado, entre 1880 y 1930 hubo varias iglesias históricas que establecieron trabajo misionero en la República Dominicana sumándose a los wesleyanos que ya desarrollaban actividades en la isla. Algunas de estas denominaciones eran la Iglesia Episcopal Metodista Africana, la Iglesia morava (siglo XII), la Iglesia metodista libre y otras denominaciones estadounidenses.

También, es significativo señalar, la presencia en el país de la comunidad musulmana, judía, budistas, hindúes, bahá’ís, entre otras; las cuales han venido ingresando en diferentes momentos de nuestra historia.

Todo lo mencionado anteriormente, va en correspondencia y vigencia, con lo que establece el artículo 45 de nuestra Carta Magna; el cual dispone la libertad de cultos y conciencia con una sujeción al orden público y a las buenas costumbres. Por lo tanto, la libertad religiosa goza en República Dominicana de jerarquía constitucional, y tanto los distintos órganos del Estado, así como sus tribunales están en la ineludible obligación de garantizar tal derecho fundamental.

Por lo tanto, en esta bendecida nación, se goza de un ambiente de respeto a la libertad religiosa; y en la actualidad desconozco la existencia de informaciones de abusos o desconsideraciones en menoscabo de este derecho.

Pero esto no obvia, que planteemos lo oportuno y loable de fortalecer siempre, el ejercicio de este derecho; a través de diálogos que estimulen la libertad, la colaboración por el bien común y la convivialidad de las diferencias. Por lo que entiendo, además, que es positivo valorar y consensuar la integración de instrumentos, mecanismos y disposiciones legales en esta materia; que vayan siempre acorde al orden público y a las buenas costumbres.

Finalmente, quiero aprovechar para alertar acerca de una corriente existente que pretende desvirtuar el concepto laicidad, en donde se quiere erradamente identificar laicidad con laicismo o con ateísmo; en el entendido de promover una interpretación distorsionada de carácter privatizador y excluyente que niega a la religión un papel en la deliberación pública de nuestras sociedades democráticas y que rechaza que éstas, puedan tener lugar alguno en el Estado y en las políticas públicas.

Sin embargo, laicidad es condición de convivencia en libertad.  En palabras del papa emérito Ratzinger desde la óptica positiva ¨es que se garantice a cada ciudadano el derecho de vivir la propia fe religiosa con auténtica libertad también en el ámbito público¨.

 

Ángel Gomera

lunes, 7 de noviembre de 2022

Sociedad y la cultura de la inmediatez

 


Sociedad y la cultura de la inmediatez

La sociedad de hoy ha venido experimentando importantes transformaciones y dinámicas que han impactado al ser humano en todas las esferas de la vida. 

Diversos autores se refieren a que estamos viviendo entre la sociedad de la información y del conocimiento, en el entendido de que estos contextos vienen a facilitar las actividades de la humanidad y a ofrecer soluciones a problemas de distintas naturalezas.

Estos, se destacan por sujetos que participan con destrezas y habilidades en el manejo de las tecnologías de la información; exhiben niveles de altos conocimientos; entre otros puntos luminosos.

A la sazón, ciertamente se está viviendo un cambio histórico profundo que está modificando de manera radical las formas de vida y de relacionamiento de los seres humanos. Dicho en palabras de Thomas Friedman, en su best seller El mundo es plano: Una breve historia del siglo XXI, lo señala de la siguiente manera: “Nunca antes en la historia del planeta, tantas personas tenían la habilidad para encontrar tanta información sobre otras personas”.

Sin lugar a dudas, los avances tecnológicos ayudan al progreso y al mismo tiempo son una manifestación convincente del desarrollo alcanzado en esta época.

Pero, es oportuno reflexionar que, a pesar de esos notables beneficios y alcances revolucionarios, se evidencia como desafíos y retos, una sociedad con una comunicación impaciente y fragmentada, un preocupante aislamiento social marcado por el individualismo, un inquietante nivel de sedentarismo, una sustitución creciente del mundo natural por el entorno virtual y la profundización de la cultura de la inmediatez.

En ese último punto de referencia, es bueno señalar que la inmediatez nos está conduciendo a llevar la vida saltando de un lado para otro a toda velocidad; no nos da tiempo de detenernos a interiorizar, valorar, a reflexionar y dimensionar con madurez el espíritu crítico. Nos cansamos de todo.

Es lamentable observar la adicción creciente al cortoplacismo, el cual se está imponiendo con naturalidad pasmosa, trayendo consigo comportamientos que evidencian una incapacidad para esperar o escuchar.

Ya nada nos causa sorpresa, y esto es peligroso, porque cuando perdemos la capacidad de asombro, se pierde la sensibilidad social.

Esa pérdida de la sensibilidad de la que hacemos referencia, se puede comprobar al momento de la ocurrencia de cualquier suceso de violencia; éste, se usa como entretenimiento o espectáculo para alcanzar tendencia, sin el más mínimo reparo a la dignidad humana.

Asimismo, vemos una sociedad con síntomas inquietantes de que está padeciendo de un severo síndrome de déficit de atención; no estamos dando el valor que corresponde a lo que debemos priorizar; como, por ejemplo, a la familia, la cual sufre por la escasez de amor, cuidado, confianza, respeto y tiempo. De igual manera, se le huye a los compromisos de vida, como al matrimonio; este proyecto se ve más bien, como una carga u objeto desechable.

Obviamos entender que la prisa influye negativamente en el bienestar y la felicidad familiar. Los individuos que viven con sentido de urgencia, tienen constante estrés, irritabilidad, coraje, ira e incluso conductas que pueden poner en riesgo la vida de los demás.

De igual manera, la inmediatez influye en la decadencia cultural que cada día toma cuerpo; esta gira a reproducir una deshumanización progresiva de la persona. Se apuesta al que todo se vale; se promueve y reconoce lo irreverente al deber ser. Aquí lo prosaico y lo escandaloso tiene más notoriedad que lo estético y lo sublime. Alguien planteó que los placeres hedonistas son como calorías vacías: no aportan nada. Creemos que es tiempo de volver a la calidad, al contenido que edifica, a lo trascendente.

Con la inmediatez se aspira a la recompensa de lo aquí y ahora, y no se alcanza la debida satisfacción; se le da preeminencia a la búsqueda del dinero fácil; y se le concede mayor importancia a los ¨atajos por encima del debido proceso; además, existe en ese orden, una muy baja tolerancia al fracaso.

En definitiva, todo parecer ser que nos estamos convirtiendo en máquinas o robots, porque estamos perdiendo la profundidad de nuestras vidas como seres humanos por la velocidad y lo rápido.

Pero, tranquilos, estamos a tiempo de disminuir el acelerador con que llevamos nuestras vidas; y comenzar a desarraigar de nuestro proceder la cultura de la inmediatez. Entender que nuestras vidas no se deben vivir de manera chatarra; eso sería insustancial; sino más bien aprendiendo que cada día, es una oportunidad de darle sentido a la vida.

La vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino solo por falta de significado y propósito. (Viktor Emil Frankl)

Ángel Gomera

 

viernes, 26 de agosto de 2022

Celebrando tus 73 años



Se viste de gala y esplendor este 26 de agosto; fiestas se realizan  por doquier en todo el universo, por ser el cumpleaños de un ser divino, tierno, extraordinario, que nunca se deja ganar en un amor sin límites, que sana con su sonrisa, mi MADRE. 

A Dios le pido que le santifique todos los días de su vida, me le conceda salud y larga vida. Y que nos permita como familia y cómo hijo de prodigarle en cada instante, sin la mínima fisura, de un amor que la haga más feliz y que juntos cosechemos todas las promesas que vienen del Altísimo. 

Sabes madre mía, que te amo inmensamente y con devoción que hasta me quedo corto. 

Feliz cumpleaños, madre adorada y amada.

Tú hijo 

Ángel Gomera 

jueves, 28 de julio de 2022

Quiero casarme contigo

 

 Quiero casarme contigo

Quiero casarme contigo entre palmeras y rayos de sol; entre el sonar de las campanas y el murmullo de las olas; vestido con el aroma del café en las montañas y con el toque tierno del aliento de tu boca. Y entonces navegar junto a ti, entre cielos, océanos, planetas y estrellas.

Quiero casarme contigo, para suspirar eternamente entre sábanas y almohadas; cosechar cada mañana el rocío de tu aroma en las praderas de mi alma desnuda; sumergirme con devoción en la profundidad de tus fragancias florales. Y recibir de ti en cada instante, entre aurora y crepúsculo; entre silencio y deseos, el dulce néctar de tus labios embriagadores. 

Quiero casarme contigo, sin titubeos ni miedos a tormentas ni avatares, ya que tus alas de mariposas son refugios fortificados con diseños estratégicos de ternura, pasión y esperanza. Eres silueta seductora que cobija mis ansias y provoca mis sentidos; ahí quiero permanecer succionando el elixir de tu frescor envuelto en rosas.

Quiero casarme contigo, para nunca apartarme de tu mirada luminosa, que estremece y arrulla con devoción cada célula de mi ser; mirada que pone a flotar mis pensamientos y empapa mis sequías con delirios gratos y furtivos.

Quiero casarme contigo, para recorrer palmo a palmo toda tu geografía universal. Ser alpinista en cada una de tus voluptuosas colinas; para luego descender al cenote donde escondes lo más sublime y perfecto. Es que predestinadamente, la hondonada de tus bragaduras es manantial de versos, notas musicales, miel e ilusiones sempiternas y celestiales.

Quiero casarme contigo, y dejarme bañar por las olas de pétalos que van y viene al compás de un violín; mecerme en tu lecho de arenas blancas con la complicidad del calor de un sol tropical; y abandonarme a las delicias de la suave brisa que toca mi rostro enamorado.

En definitiva, quiero casarme contigo, entre mirra e incienso; entre oraciones y vítores; imbuido por un firme compromiso eterno, en el sagrado altar de lo divino; ambientado por dulce canción de amor que nunca se detenga y que agite mis palpitaciones de felicidad hasta la ancianidad.

Por Angel Gomera  

miércoles, 20 de julio de 2022

Estabilidad económica, medio ambiente y ordenamiento territorial, impostergable.

 


Estabilidad económica, medio ambiente y el ordenamiento territorial, impostergable.

 

Nuestra bella y amada República Dominicana, es una tierra bendita que emerge con esperanza desde las entrañas de los mares, con encantos y atractivos ecológicos que deslumbran en sus diferentes puntos cardinales. A esta beldad divina, se le denomina madre de las tierras, por sus cualidades únicas y paradisíacas.

A todo lo anterior, se le agrega a esta heredad otro plus, como bondad a resaltar y ponderar; el hecho de que en los últimos tiempos ha exhibido un notable y sólido crecimiento económico, provocando esto, que como país nos hayamos convertidos en unas de las economías de mayor crecimiento en América Latina y el Caribe durante la última década.

Pero claro, la pandemia y otros factores externos que nos han tocado con furor y de manera imprevista como al resto del mundo, han impactado significativamente esos avances positivos. 

Otro fenómeno externo que ha conmocionado a la economía dominicana y los mercados globales, es el que se deriva de los impactos de la guerra entre Rusia y Ucrania, ya que ha contribuido a elevar de forma significativa los precios internacionales de algunas de las materias primas más importantes que se comercian a nivel mundial como petróleo, cereales, grasas comestibles e insumos para fertilizantes; y de las cuales como país dependemos cerca de un 100% de las importaciones.

La consecuencia final de todo lo descrito anteriormente ha sido para todos sin excepción, ya que ha acontecido una reducción amenazante del bienestar social y la paz tanto en economías emergentes o en vías de desarrollo, como en los países industrializados.

Muestra intención con lo precedente no es solo sumergirnos en resaltar las cualidades naturales que poseemos; ni tampoco imbuirlos en un análisis cabal de nuestro panorama económico; ni tampoco estudiar el fenómeno del impacto de la guerra en nuestra nación; de ninguna manera.

Lo que sí creemos propicio y oportuno alertar, es que partiendo de esas condiciones naturales maravillosas que nos adorna y de la imagen económica positiva que hemos construido ante la comunidad internacional; debemos entonces activarnos a evitar, que ese camino de desarrollo económico y sostenibilidad ambiental sea eclipsado o se diluya en el mañana próximo.

 

Es por ello que debemos ser precavidos, no solo en cuanto al manejo de las variables macroeconómicas, sino también en cuanto al significado nodal que tiene el turismo como pilar trascendente de ese crecimiento económico que se hace notar a nuestro favor en el ámbito internacional.

A la sazón, es pues la necesidad y obligación que tenemos como Estado de prestarle atención a un fenómeno interno que sumado a los demás desafíos actuales que hemos hechos alusión anteriormente, se podría convertir este ingrediente en un cóctel molotov, que incida en destronar el escenario de conquistas y avances que hemos alcanzado hasta el momento.

A lo que nos referimos precedentemente, es al serio problema que ocasiona la falta de ordenamiento territorial en el país, el cual trae consigo trastornos y descontrol social, político y económico.

Pero, ¿qué es el ordenamiento territorial?

Es el conjunto de acciones transversales del Estado que tienen como cometido visualizar, comprender, gestionar e implementar una ocupación ordenada y un uso sostenible del territorio, ajustadas a criterios de las tomas de las mejores decisiones.

Estas acciones políticas administrativas y de planificación física en el territorio; las cuales cuentan con soporte técnico, regulan y promocionan la localización de la población, el desarrollo de todas las actividades económicas y sociales, de forma que se logre un desarrollo sostenible que prevea las potencialidades y limitaciones existentes por los criterios ambientales, económicos, socioculturales, institucionales y geopolíticos.

¿Por qué debemos prestarle sumo interés al ordenamiento territorial y uso de suelo?

Porque entendemos que nuestro desarrollo económico, social y político dependerá en la medida en que evitemos el caos en el territorio y el uso de suelo; es decir que se priorice de manera efectiva como políticas de Estado, una adecuada gestión de los asentamientos humanos, de la protección, cuidado y preservación del medio ambiente; y un enfoque cualificado y equilibrado de la competitividad y cohesión territorial.

En ese sentido plantea el experto en esa materia Ángel Massiris Cabeza, Doctor en Geografía y Profesor de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, que este proceso requiere decisión política, asesoría técnica y asignación presupuestaria, con la finalidad de “organizar, armonizar y administrar la ocupación y uso del espacio, de modo que éstos contribuyan al desarrollo humano ecológicamente sostenible, espacialmente armónico y socialmente justo.

Añade además, que en estos procesos confluyen las políticas ambientales, las políticas de desarrollo regional, espacial o territorial y las políticas de desarrollo social y cultural, cuya naturaleza es determinada por el modelo de desarrollo económico dominante en cada país”.

¿Qué se observa como comportamientos inadecuados y desafiantes por la ausencia de políticas orientadas al ordenamiento territorial y uso de suelo?

En las actuales circunstancias observamos con preocupación, la atomización o crecimiento caótico de los territorios.

Esto se puede apreciar en el hecho de cómo las áreas urbanas siguen creciendo de forma no planificada y desordenada, con escasa conectividad y falta de servicios públicos; mientras tanto las áreas rurales se están despoblando, y estas constantes migraciones generan incremento peligroso de cordones de miserias o sectores vulnerables y propensos a desastres por fenómenos atmosféricos.

Nos entristece observar que, en los entornos de las cañadas, de los ríos, de las carreteras recientemente construidas y hasta las áreas protegidas, son ocupadas e invadidas con cierta facilidad y permisibilidad.

Asimismo, es muy lamentable que, debido a la falta de planificación territorial, se continúen conformando espacios habitacionales, en terrenos con vocación agrícola sin el debido criterio científico.

En cuanto al medio ambiente, vemos como gran parte de los problemas ambientales y las dificultades en el manejo sostenible de los recursos naturales, por ejemplo: la degradación del potencial hídrico y del suelo, la deforestación para conuquismo y ganadería, la destrucción de los ecosistemas, la contaminación del aire y del agua, la acumulación de desechos sólidos y los asentamientos humanos inadecuados, son parte de las consecuencias por la ausencia de políticas orientadas a dar uso adecuado al territorio.

Entonces ¿Qué hacer como Estado?

Debemos cumplir sin postergación ninguna con el mandato de la Constitución de la República en su Título IX, relativo al Ordenamiento Territorial y la Administración Local, en el artículo 194, que establece como “prioridad del Estado la formulación y ejecución mediante ley de un plan de ordenamiento territorial que asegure el uso eficiente y sostenible de los recursos naturales de la nación, acorde con la necesidad de adaptación al cambio climático”.

Estamos conscientes, que tenemos en existencia un marco normativo e institucional que consagra de manera “tenue” la planificación del territorio; pero el mismo es muy disperso, sin mucha visibilidad y con escasas aplicación e implementación; lo cual pone en estado de dificultad y rezago la puesta en marcha de acciones sistematizadas en el contexto local y nacional.

Es por ello que nos sumamos a las voces que claman por la necesaria aprobación de la Ley de Ordenamiento Territorial y Uso de Suelo; la cual no sería la panacea perfecta, pero si el instrumento idóneo que eliminaría discrecionalidad en materia de uso de suelo.

Asimismo, con esta ley se contará con un plan integral que abarca los ejes prioritarios que necesita el Estado dominicano al momento de ejecutar las acciones correspondientes.

En el entendido que todo desarrollo sostenible anhelado va de la mano de un ordenado uso del territorio, por lo que es necesario que como Estado revisemos, ordenemos y planifiquemos de forma inteligente esa parte.  Así, las conquistas logradas en el porvenir estarán debidamente orientadas en una misma dirección, obteniendo resultados más efectivos.

En definitiva, es hora lograr los consensos requeridos, y concederle al país esta fundamental ley, que ayudará a mejorar la calidad de vida de la población de manera significativa, fomentará la integración social en el territorio y va a procurar el buen uso y aprovechamiento de los recursos naturales y culturales. No más brincos y aprobemos dicho proyecto.

 

Ángel Gomera


martes, 21 de junio de 2022

Cumbre o Diálogo por una cultura de paz

 


Cumbre o Diálogo Nacional por una cultura de paz

La violencia es tragedia en todos sus ángulos. Su fin es solucionar absolutamente nada; más bien todo lo que toca lo destruye. El daño que esta ocasiona va más allá de lo físico, provocando a su vez incertidumbre, ansiedad, depresión, desasosiego, entre otros traumas diversos en la salud mental del individuo, de la familia y la sociedad.

Esta, se alimenta de lo salvaje, porque se nutre de lo irracional, es decir de aquello que desdice la razón. De ahí es que observamos actitudes de ciudadanos que se dejan controlar por la ira o rabia ante un momento o conflicto dado. Su excitación lo lleva al extremo de convertirse en ¨mecha corta¨ en su manera de comportarse ante posiciones disímiles o contrarias a la suya. Su desesperación le nubla de tal modo que reacciona agrediendo, peleando, ofendiendo con ligereza o hasta quitándole la vida al otro.

La violencia se sostiene de lo insensible porque emana de la desgracia de un corazón duro, que no se aflige ante el dolor que puede ocasionar ante un ser semejante. El problema de ese tipo de conducta es que se tiende a perder la capacidad de asombro ante el sufrimiento de los demás.

Lo dicho anteriormente resulta sumamente peligroso y amenazante para toda nación que anhela el desarrollo, el progreso y la paz. En el entendido que la pérdida gradual de la sensibilidad social trae como consecuencia desfavorable el fortalecimiento de una cultura de violencia.

La violencia desconoce y es irreverente ante la seguridad humana, ya que su contrasentido es privar a la persona en toda su dignidad.  De ahí es que su objetivo soez es vanagloriarse del aumento de la pobreza y de todas formas de inseguridad social; se satisface plenamente de las desigualdades económicas, políticas y de la falta de acceso a la justicia; aplaude ver poblaciones diezmadas por el hambre y las enfermedades; celebra la destrucción al medio ambiente y los recursos naturales.  

Es que lamentablemente, la violencia niega y adversa con denodada vileza, el respeto a la vida como derecho fundamental en donde derivan los demás derechos humanos. Ya que su misión execrable es desvalorizar, desconsiderar, dañar y despreciar la belleza creadora de la dimensión humana.

Analizado en los párrafos anteriores, lo que genera como cáncer el concepto de violencia; entonces esto nos debe mover a prestarle atención como Estado a que nuestra sociedad no sucumba ante este horrible y pernicioso flagelo.

¿Por qué debe movernos a preocupación?

Dado el hecho que en República Dominicana las muertes en convivencia siguen siendo la principal causa de homicidios. Esto lo sustentamos en las cifras estadísticas emitidas por el Centro de Análisis de Datos de la Seguridad Ciudadana (CADSECI), que alimenta el Observatorio Ciudadano del Ministerio de Interior y Policía, en el año 2019, donde se reportaron 689 muertes por convivencia; en el 2020, ocurrieron 662 homicidios por convivencia.

Mientras que, en el año 2021, se suscitaron una cantidad de 841 muertes reportadas, en los primeros nueve meses, de las que 533 corresponden a homicidios en convivencia, y 277 fueron relacionadas a la delincuencia.

¿Qué debemos hacer ante esta situación que evidencia el irrespeto a la vida?

Considero que es impostergable el diseño, promoción e implementación de una cultura de paz y resolución de conflictos que sea transversal a las políticas públicas a corto, mediano y largo plazo en materia de seguridad ciudadana. Es que necesariamente debemos estar claros, que la paz no llega sola, se debe creer en ella desde las profundas llanuras fértiles del corazón. Trabajarla cada día con entusiasmo, compasión, inteligencia, decisión, entrega, ilusión y sentido de humanidad. 

Entender que la paz parte de una construcción colectiva; es decir, debe concebirse como un propósito común que genera esperanza, estabilidad, seguridad, por lo que esta debe estar garantizada y tutelada por el Estado.

Para la efectiva construcción de la paz, es necesario colmarla de contenidos y esto conlleva movilización social, cambios institucionales, pluralismo y educación, instituciones incluyentes, comunicación efectiva y no violenta, inversión social, voluntad política de transformación social, pero más que todo, pide el compromiso y la participación activa de todos.

¿Qué proponemos ante los hechos de violencia que se vienen registrando en el país?

Planteamos la realización de una cumbre, mesa, diálogo, encuentro nacional o como se le quiera denominar por una cultura de paz; en donde se discuta, analice, estudie el tema violencia con sus implicaciones y soluciones a considerar. Que en dicho espacio participen representaciones de todas las fuerzas y expresiones vivas de la nación. Aquí debe primar la búsqueda de consensos más allá de las diferencias, en el entendido de que el adversario a contener es la violencia.

¨O caminamos juntos hacia la paz, o nunca la encontraremos¨ (Benjamín Franklin).

 

Ángel Gomerahttps://ssl.gstatic.com/ui/v1/icons/mail/images/cleardot.gif

 

jueves, 12 de mayo de 2022

República Dominicana es incomparable

 



República Dominicana es incomparable

República Dominicana es un paraíso celeste colocado en la zona central de las idílicas Antillas, ubicado estratégicamente en el Caribe de los ensueños, en donde cada despertar del sol se reproducen las sonrisas y las ilusiones.

Sus atardeceres hermosos son toques providentes del cincel divino, cuyos trazos reflejan tonalidades únicas, exclusivas y de inigualable belleza, convirtiendo cada cuadro natural en maravillas del mundo.

Es que allí, ¡oh heredad bendita!, es donde el sol con sus encantos brillantes y cálidos cierra sus párpados tiernos, y recuesta su cabeza en el regazo exuberante de sus colinas acogedoras.

En sus noches, un manto de estrellas cubre con versos y serenatas su amplio y espectacular firmamento con la complicidad de una luna que, sentada en su sillón cósmico coquetea con profunda pasión.

Sus puntos cardinales están bañados constantemente por olas de pétalos perfumados que besan con armonía y romance divino sus playas enamoradas. Ahí mismo se puede contemplar a las aves acarameladas que vuelan con pericias extraordinarias y fantásticas dibujando corazones entre nubes poéticas celestiales.

Y qué decir de sus palmeras despeinadas y cimbreantes, sacudidas con ternura por el dulce aliento de amor de sus ciguas, que entre palmas y palmas juguetean con sobradas picardías.

Sencillamente República Dominicana es un oasis de felicidad que brota de las entrañas de los mares como espiga valiente, reluciente y fructífera. Sus valles y llanuras están preñados de bondad y hospitalidad campesina; y de sus entrepiernas emana corrientes de aguas cristalinas que nutre y refresca toda alma sedienta.

Allá entre sus bosques secos tropicales y subtropicales, brota de manera prodigiosa, salvaje y con profuso orgullo quisqueyano la Rosa de Bayahibe, una flor que se mudó del mismo Edén; con su vistosa, paradójica y majestuosa vestimenta, siempre al último guay de la moda, seduciendo y poniendo a suspirar cada rayito de sol.

Muy de cerca le observa, sin ánimos de competencia la gallarda y caballerosa caoba, siempre resistente ante los embates y de corazón fastuoso; cuyos follajes y tronco fuerte exhiben aires soberanos de libertad.

Es que indiscutiblemente, República Dominicana es un destino incomparable, sus mañanas están cubiertas por el apacible rocío de la primavera eterna; donde corre la miel de la calidez y la dulzura; de gente buena y acogedora, que cada día se levanta a ordeñar la vaca de la esperanza; llena de historias apasionantes con aroma a café y cacao.

De gente bienhechora que cabalga en amores, horizontes y destinos, alcanzando distancia que nunca se han de borrar. Con alegría y merengue en la sangre cuán, si fuese un torrente de un río crecido en plena tempestad, donde el repicar de cada tambora con la sazón de un acordeón y la complicidad de una güira pone a mover los pies y las cinturas de dos amantes en medio de una enramada de cortejos y suspiros.

De gente guerrera y perseverante que siempre coloca su optimismo en lo más alto del Pico Duarte, como señal inquebrantable del nunca rendirse; y que pone a su vez, con fulgor a ondear intrépidamente su bandera tricolor en cada latido, repitiendo con eco inusitado: Dios, Patria y Libertad, República Dominicana es incomparable.

 

Ángel Gomera

lunes, 18 de abril de 2022

Trozos de primavera para el Resucitado

 Trozos de primavera para el Resucitado

Transfigurar nuestro ser con la luz brillante de tu pureza y amor, es transformar los desiertos de la vida en vías que nos conduzcan hacia los oasis de la verdad, la bondad y la belleza de lo noble.

Aguas tranquilas es escuchar el susurro de tus palabras. Reflejo profundo es el amor que muta con armonía en mi alma. Alas de esperanza y luz constituye echar a un lado la piedra de la oscuridad.

Descansar en las apacibles praderas del alma, es un anhelo divino de aquel que tiene el propósito de resucitar la paz y el amor en el amplio horizonte de su conciencia. Queremos renovarnos en tu gracia, seguir tus huellas en todo el peregrinar terrenal y empapar cada célula de nuestro ser con la copiosa lluvia de misericordia.

Es que nenúfares eres tú, en la quietud del manantial de mi espíritu. Esas flores que exhibes son trazos sublimes que dan color de concordia y belleza a los murales del corazón.

Por lo que cada primavera me habla de ti; solo basta ir de paseo al bosque del profundo silencio, en donde podemos escuchar la respiración suave de cada árbol; el cantar seductor de las aves que junto a la música armoniosa que emana de aquel manantial sonriente; convierte ese instante en una oda tan pura en favor del Resucitado.

Es que tú amado Jesús, venciste las tinieblas con la luz renovadora de tu amor. Al vencer las cadenas de la muerte nos concedes el gran regalo de una vida en abundancia y eterna. El rodar esa losa del sepulcro es señal contundente de una esperanza que nunca muere. Tú resurrección nos concede a nuestras vidas: sentido de pertenencia y libertad; un caminar incandescente basado en un ideal angular y la oportunidad de empezar de nuevo sin importar las pruebas y circunstancias.

Resucitar es aligerar el corazón de tantas cosas innecesarias e impropias, que lo pone en dificultad riesgosa de bombear sangre de manera sana. Es que si no dejamos que los rayos del amor se filtren y toquen el corazón, entonces poco a poco se secará y perderá la vitalidad. La suma de corazones sin amor es transitar a un mundo inhóspito, sin esperanza de vida. Entender que la supremacía del egoísmo es cataclismo. Por lo que suelta cargas y dale vida a tu vida; permitamos entonces, que la alegría de la resurrección se cuele en nuestro mundo interior y nos levante del aislamiento, del miedo, de la desesperanza y del pesimismo.

Un gesto propicio para poner de manifiesto dicho gozo de resucitar, es decir te amo a quienes están en tu entorno, lo cual es concederles un profundo y fecundo beso con los labios del corazón.  Ojalá que en estos tiempos de pascuas cada boca se convierta en cómplice de la venturosa misión de inundar el mundo con una dosis de amor. El amor hace más segura la humanidad. Empecemos con desatarnos del yugo del orgullo, un paso valiente para reconocer los errores cometidos y tratar con humildad de no volver a cometerlos.

Finalmente, dejamos hasta aquí estos trozos atrevidos de un alma sedienta, que busca saciar su sed en la fuente del resucitado, y así convertir el existir en una eterna y verdadera primavera de amor.

Ángel Gomera

jueves, 10 de febrero de 2022

La remediación ambiental y su oportuna aplicación.

                                  


La remediación ambiental y su oportuna aplicación 

Nuestra Casa Común se encuentra seriamente amenazada y no por extraterrestres, sino por quienes la habitamos. Observamos con seria preocupación como cada día es más frecuente enterarnos a través de los diferentes medios de comunicación, la ocurrencia de una progresiva multiplicidad de sucesos que van en menoscabo de los sistemas ambientales locales y globales; y provocando los mismos, graves daños a la salud humana y a sus bienes.

De ahí es que, si los efectos del daño ambiental continúan con esa intensidad en el tiempo, estaríamos en presencia de un daño permanente, que pondría en peligro nuestra propia sobrevivencia. Lo anterior va de la mano con un dicho español que dice así: “Dios perdona siempre; nosotros los hombres perdonamos algunas veces sí, algunas veces no; la tierra no perdona nunca”.

La tierra no perdona, así como suena; si nosotros seguimos deteriorando la tierra, la respuesta será de consecuencias catastróficas, sin ánimo de ser fatalista, pero no podemos tapar el sol con un dedo. Por tanto, si queremos cuidar la humanidad, debemos cuidar la tierra.

En la República Dominicana, nuestra Constitución consagra que el derecho a un ambiente sano debe ser garantizado por el Estado. También incluye que toda persona tiene derecho a un medio ambiente adecuado, y este se considera una condición previa para el disfrute y goce de derechos humanos, incluidos los derechos a la vida, a la salud y un nivel de vida de calidad. Asimismo, contiene el fundamento de la legitimación difusa y de los bienes ambientales que pertenecen a todos los dominicanos, por lo que al lesionar cualquiera de ellos todo dominicano es afectado en su interés.

Es que todos los recursos naturales no renovables, los recursos genéticos, la biodiversidad y el espectro radioeléctrico son patrimonio de la Nación; Eso explica con claridad que todo dominicano es propietario, no a título personal, sino a título colectivo de esos bienes señalados.

Por tanto, si continuamos, por ejemplo, poniendo en estado permanente de peligro la pérdida de cobertura forestal nativa y endémica, cuestión ésta que amenaza severamente la biodiversidad; y que está ocasionando a su vez, que un 10% de las especies de flora y fauna están en peligro de extinción. Entonces, se está perturbando el patrimonio de todos.

De igual manera, si se sigue extrayendo arena de ríos y además continuamos convirtiendo estos en cloacas; no solo estamos afectando un bien de todos, sino que ponemos en riesgo el recurso agua en el país.

Si no evitamos que una vez acabadas las operaciones mineras no dejen grandes pasivos humanos y ambientales, como el agotamiento de algunas reservas naturales, deforestación, cráteres, desmontes de cerros, ríos contaminados, entre otras realidades. A la sazón nos volveremos como país más vulnerable al cambio climático y otros desafíos globales.

Y si no detenemos la embestida voraz contra el Sistema de Áreas Protegidas, comenzando por la expansión agrícola, ganadera, los asentamientos humanos a causa de invasiones, incendios inducidos y la violatoria explotación intensiva de terrenos dentro de los Parques Nacionales como Humedales del Ozama, Valle Nuevo, Las Dunas de Bani, Jaragua, Los Haitises, Sierra de Bahoruco, entre otros. Es obvio que estaremos al borde de una inexorable crisis ambiental en lo inmediato.

La mención de todo lo anterior, no es solamente hacer un rosario de problemas o conflictos ambientales; más bien es poner en el contexto que, para evitar o prevenir los pasivos ambientales, los cuales son generadores de catástrofes que nos afecta en sentido general, se hace necesario la ejecución continua y sistemática de monitoreos, fiscalizaciones y supervisiones permanentes por las autoridades competentes como acción preventiva y precautoria; y asimismo darle notoriedad esencial a la aplicación de la Remediación Ambiental en nuestro sistema, la cual es de gran relevancia para el país, a fin de garantizar una adecuada calidad de vida de las presentes y futuras generaciones.

En ese orden la Ley 64 - 00 en el artículo 76 contiene que: “las consecuencias de los desastres ambientales originados por negligencia serán responsabilidad exclusiva de las personas o entidades causantes de los mismos, las cuales deberán reponer o restaurar las áreas o recursos destruidos o afectados, si ello fuese posible, y responder penal y civilmente por los daños causados”.

Con la figura de la remediación, se hacen referencia a la existencia de disposiciones sobre responsabilidad por daños ambientales por aquellas actividades que hayan sobrepasado los límites permisibles por la normativa ambiental, desencadenando dichas actuaciones cuantiosos daños al medio ambiente y a la comunidad; de ahí es el carácter urgente que entraña efectuar una adecuada reparación ecológica y económica al medio ambiente, con énfasis en las áreas que han sido dañadas.

Entendemos que los daños ambientales son de difícil reparación, y en algunas circunstancias, si se trata de la pérdida de especies de flora y fauna, por ejemplo, son irremediables ambientales.

Y reconocemos que, incluso teniendo un buen diagnóstico del problema ambiental que pueda darse, no es tan sencilla la restauración de los impactos ambientales. Porque es más fácil destruir que restaurar.

Sin embargo, debemos hacer los esfuerzos necesarios para garantizar que, a través de los diferentes mecanismos estatales que poseemos, pese a las existentes dificultades de la "reparación in natura", las cuales son básicamente económicas, el medio ambiente regrese a un estado aceptable tras la existencia de un daño.

Concluyo con esta expresión del Santo Padre Francisco: “Somos nosotros los primeros interesados en dejar un planeta habitable para la humanidad que nos sucederá”.

Ángel Gomera

miércoles, 12 de enero de 2022

La violencia contra la mujer duele

 


La violencia contra la mujer duele

Toda persona que abogue por una cultura de paz no puede ser indiferente ante la violencia contra las mujeres; su sensibilidad debe expresarse al grado máximo cada día y del trato que se les dispensa se mide el nivel de nuestra humanidad. Por lo que cada maltrato que se ejerza en su contra es la degradación misma de la dignidad de la persona. Y con violencia no se fragua  ningún futuro promisorio para la vida del planeta tierra.

De ahí es que, debemos estar conscientes que enfrentar este preocupante fenómeno de la violencia contra las mujeres no es solo responsabilidad de las autoridades de los gobiernos, sino de cada uno de nosotros que, por nuestra condición de ciudadanos promotores de paz, tenemos la responsabilidad de ponernos al lado de los más vulnerables. Es que dicha violencia no debe dolerles sólo a ellas, sino a toda la sociedad.

Cada muerte violenta de una mujer cubre de un luto espantoso y traumante no solo a su familia directa, sino a todo el entramado social que debe admitir un fracaso en las políticas de protección que deben aplicarse.

Este nefasto mal que crece lamentablemente de forma alarmante e invisible y que impacta la célula fundamental de la familia, suele constituir o ser el desenlace fatal de una larga historia amarga de maltratos observados con indiferencia o irresponsablemente por otros.

Por lo que pretender evadir o negar estas oscuras historias, es hacer más complejo y complicado este flagelo. Aquí de lo que se trata es ser parte activa en la solución de ese grave problema, iniciando con un cambio sincero en nosotros de aquellas actitudes que puedan ser generadoras o propagadoras de la violencia o discriminación, obrar en contrario imperio seria darle cabida al pecado de omisión. Es que asumir posturas insensibles es contribuir de groso modo a la erosión y devaluación progresiva del principio de la vida como bien supremo.

Por lo que estamos interpelados a convertirnos en instrumentos comprometidos para la propagación de la cultura de la paz partiendo de ejemplos vivos; de permanecer vigilantes y contribuir a la no violencia en ningún escenario de nuestras vidas, de ser agentes multiplicadores de las normas que deben regir para la protección y promoción de la dignidad de la mujer.

¡Por lo que ¨ni una menos¨, debe ser siempre el grito de amor que se haga eco en nuestro interior y lo reflejemos a los demás!.

¡Qué ¨ni una más¨, sea un compromiso personal y colectivo de una nación que aboga por la convivencia pacífica y el bienestar de todos!. 

¡Qué el diálogo y la búsqueda de consensos ocupen los primeros puestos en las estadísticas, como medio o herramienta en la resolución de los conflictos!.

Qué la relación entre hombre y mujer se base en el respeto y la ayuda mutua, no en una especie de relación de poder. Es importante comprender que la rivalidad entre uno y otro  (guerra entre los sexos) es más dañina que sana.

Qué ¨un basta firme¨ como sociedad se hace necesario y urgente, ante esos distintos rostros llorosos de hijos huérfanos mutilados emocionalmente a causa de esa desgracia corrosiva y radiactiva de la violencia. No lo dejemos en el baúl de nuestros olvidos; el no prestarle la atención a esas victimas es un ejercicio deshumano.

Finalmente entender que: amar no es dañar ni destruir; es edificar y dar el primer paso para ser feliz al otro u otra. El que ama conquista con detalles, protege y sus acciones producen seguridad y alegrías; si amamos con transparencia hacemos de nuestras familias huertos de paz.

Comprender que: la violencia no puede formar parte de tu relación de pareja, ni de tu familia. También no releguemos en el proceso de crianza de los hijos una sólida educación en valores.

¡Ni una menos, ni una más!. La violencia contra las mujeres duele y mucho.

Ángel Gomera