Hoy fluctúa mi corazón entre alegria y felicidad sublime; entre destellos de dulce primavera y el frescor de un árbol frondoso del Edén; entre la gratitud eterna y el gozo de un alma bañada por un manantial puro y cristalino; y es que hoy 26 de agosto es el cumpleaños de mi heroína, mi vieja amada y el universo se viste de fiesta. Doy gracias a Dios por dignarme salir de ese vientre bendito rodeado del líquido amniótico de la bondad y el amor fecundo.
Le pido a Dios que continúe santificando a mi madre hermosa todos los días de su existencia, que le conceda salud vigorosa y larga vida. Y que como hijo me permita honrarla en cada espacio de tiempo, suspiro, métrica, pulso y compas del pentagrama de mi vivir agradecido.
Que me permita seguir cuidándola, amándola, respetándola y venerándola con todas las fuerzas que proviene del Espíritu Santo. Mi vieja, mi madre, mi heroina: te amo siempre más allá y hasta el infinito. Eres un regalo excelso de Dios. Feliz cumpleaños.
Tu hijo
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