Reforestemos a la Familia
La conservación del
medio ambiente y los recursos naturales, es vital para la vida en el planeta; De ahí es pues
que, reforestar, es un ejercicio con alta dosis de compromiso y de conciencia
ciudadana que ayuda a fomentar el cultivo de nuevas esperanzas, como también el
fortalecer la cantera de los valores requeridos para la sana convivencia
humana.
En la República
Dominicana se están realizando ingentes esfuerzos para reforestar superficies
que han sido devastadas por intereses y manos viles, que no se detienen ante el
llanto amargo de los cauces de los ríos que languidecen cada vez más por tan
aviesos despropósitos, de las montañas que gritan de dolor por la pérdida de su
verde cabellera, del cantar triste de
las aves que enlutan ante la destrucción de su hábitat; y de una amada tierra
que con tanto deseos de parir vida, está pariendo sufrimiento por la manera en
que estamos envenenando sus entrañas.
Pero bueno, lo
importante es que existen planes y programas concretos por parte de
instituciones públicas, privadas, organizaciones sociales, comunitarias,
eclesiales y empresariales que procuran dar respuesta a esta necesidad,
promoviendo la recuperación, preservación y cuidado de la naturaleza, así como
también trabajando por lograr una fidedigna concienciación ambiental.
Ahora bien,
aprovechamos este mismo sentir, para elevar el clamor de que también debemos
reforestar a la familia. Todos estamos conteste que plantar un árbol es un
ponernos en contacto íntimo con la creación; de ahí es que cuando vemos a
nuestros hijos involucrarse en plantar, regar y cuidar una planta, nos llena de
profunda satisfacción y emoción, porque esta acción es un puro ejemplo del amor
que debemos impregnar a nuestro entorno.
¿Y entonces, de que se
trata reforestar a la familia? Estamos conscientes que la familia, como célula
básica de la sociedad, está pasando por fuertes desafíos, retos y enfermedades
que amenazan la salud de su estructura, integridad y estabilidad; provocando esto, ciertas preocupaciones en
cuanto al mantenimiento de la paz social, la seguridad de la ciudadanía, el
futuro de la humanidad y la esperanza de un mundo mejor. Podríamos afirmar en ese sentido, que la
familia está sufriendo una terrible deforestación de valores en lo más profundo
de sus valles y montañas, por lo que
llama a la urgente necesidad de abocarnos a la elaboración de un plan
estratégico estatal, de impulso y promoción de políticas públicas de familia,
que procuren fortalecer y reforestar las cuencas
hidrográficas del seno o núcleo familiar.
Para esa gran siembra
de valores debemos habilitar cuantos viveros sean necesarios, que produzcan y
provean las plantas requeridas, que han de servir a la efectividad y
consecución de esta iniciativa nacional. Así como también, sumar e involucrar a
todos los sectores y actores sociales, dispuestos a trabajar de manera
coordinada y sin dispersión de esfuerzos.
Cabe señalar que para
el éxito de dicha campaña se requiere hacer uso de las especies de plantas
endémicas y nativas ricas en valores, para repoblar aquellas áreas en el
ambiente familiar afectadas por el uso indiscriminado y que se encuentran
amenazadas a extinguirse.
Definidas las mismas,
procedemos entonces a la ejecución de dicho plan, sembrando los valores que a
continuación mencionaremos, los cuales servirán como herramientas o piezas
claves para la conservación de la flora en el seno de las familias:
v Pino
Criollo de la Integridad.
v Palma
Real de la Humildad.
v Ébano
Verde de la Esperanza.
v Guayacán
de la Fe.
v Caoba del
Compromiso.
v Almacigo
de Honestidad.
v Olivo –
Aceituno de Paz.
v Avellano
Criollo de Empatía.
v Roble de
la Justicia.
v Ceiba de
Solidaridad.
v Cedro de
Amor.
v Abey de
Respeto.
v Flamboyán
Amarillo de Cortesía.
v Rosa de
Bayahibe del Perdón.
v Almendro
de la Gratitud.
v Higüero
del Optimismo.
v Gri Gri
de la Alegría.
v Caguey
del Esfuerzo.
v Sabina
del Dialogo.
v Guanito
de Paya de la Paciencia.
v Cotoperi
de la Felicidad.
v Bambú de
la Responsabilidad.
v Nogal de
la Tolerancia.
v Caobanilla
de la Amistad.
Esta gran obra de desprendimiento
humano rebosante de profundo amor, garantizará la preservación del agua que da
vida a todas las familias de nuestra amada tierra. Entonces, amigos y amigas,
no desmayemos en reforestar con los valores a la más dulce, delicada y
esplendorosa creación de Dios: La familia.
¡Reforestemos a la Familia!
Lic Ángel Gomera
Director
General del Sistema Nacional de
Resolución de Conflictos (SINAREC)
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