jueves, 31 de diciembre de 2020

Feliz Año 2021



 Suenan las campanas 🔔 del 2021,  y le pedimos al Todopoderoso que cada replique sea una bendición permanente en tu vida, un sueño que se concretice, un aliento de esperanza, un objetivo que se ponga de manifiesto, una felicidad profunda y verdadera, un amor hecho manantial que moje de detalles a quienes te rodeen, una paz firme y duradera, un corazón moldeado de solidaridad y fraternidad, una oración con sentido de comunidad. 


En fin, un 2021 de oportunidades, de más salud cómo rayos tiene el sol, de familias más sanas, de matrimonios siempre dispuestos a superar las diferencias, de vecindad más armoniosa y pacífica, de un perdón que libera y reconcilia, y de tantos propósitos alcanzados como estrellas hay en el universo! 


Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo! Te queremos muchísimo!


Ángel Gomera y Familia

martes, 29 de diciembre de 2020

Anhelos para el Nuevo Año

 Anhelos para el Nuevo Año

Con la conclusión de un año, emergen deseos o anhelos que pueden impregnarles nuevos bríos a un vivir con propósito. Para que lo dicho anteriormente tenga sentido, debemos disponernos a vivir no desde las gradas de las lamentaciones, ni tampoco sentados en el banco de los derrotados, ni mucho menos desde la ventana de la desilusión.

Es vivir, cultivando la ilusión en cada instante; que esta sea la compañera fiel de viaje en el tren de la vida; que motive nuestro caminar hacia la consecución de esos objetivos que nos hemos trazados; asumiendo los mismos siempre con los pies en la tierra, ya que debemos estar conscientes que podremos alcanzar algunos, otros no; pero esto no puede generar una pérdida del sentido de la vida, ni desenfocarnos de la ruta de la felicidad.

También es preciso abocarnos a que cada parada de ese viaje se convierta en oportunidades de aprendizaje y en razones suficientes para amar y dejarse amar, ya que esto será siempre una decisión.

Dicho lo anterior, no podemos desconocer que hemos pasado en este año que finaliza situaciones muy pesadas, adversas, difíciles y tristes; poniendo en estado de vulnerabilidad y fragilidad nuestros pensamientos ante la incertidumbre y la desesperanza; pero aquí está la misión particular de transformar esos pensamientos negativos en positivos, haciendo cada uno de nuestro jardín interior un bello edén.      

¡Qué hermoso es contemplar cómo se hacen cómplices el optimismo y la esperanza en el paraíso del pensamiento humano, produciendo el efecto de generar un ambiente fresco, positivo, de buena actitud e inmensa inspiración para desarrollar las tareas de la vida de manera placentera y fructífera, sin detenerse a medir el nivel de las mareas que impactan o estremecerán la barca de tu vida!

Visto lo que precede en esta reflexión, nos concede ahora la oportunidad de expresar anhelos, que pueden ser apreciados para pintar los horizontes de los pensamientos con tonalidades positivas que han de impulsar esas actitudes que posiblemente requerimos para conquistar el ancho cielo azul de todo lo que soñamos. Por lo tanto, con la degustación de varias uvas, escuchando el merengue Que te pasa viejo año, rodeados del amor familiar, paso a enumerar algunos deseos para este Nuevo Año:

¡Un buen trato hacia los demás! ¡Un reflejo de paz en mi proceder! ¡Un gesto de cortesía en las calles! ¡Un aplauso a la honestidad! ¡Una sonrisa sin mascarilla que contagie! ¡Un beso en la frente a un hijo(a)! ¡Una canción que edifique y reavive la llama del amor!

¡Un valorar las acciones transparentes! ¡Un perdón que sana y libera! ¡Un grito de esperanza que rompa los obstáculos del pesimismo! ¡Un brindis que promueva el compartir y la alegría! ¡Un te amo que sea trending topics en todas las familias!

¡Un éxito que sea fruto del esfuerzo y del trabajo! ¡Un abrazo que nos vuelva más humano! ¡Un estoy aquí que alienta y anima! ¡Una ciudadanía que marque el ejemplo! ¡Un compromiso ético en favor del medio ambiente y los recursos naturales! ¡Un juicio sano, para tener una tierra más sana! ¡Un producir y consumir de manera responsable! ¡Una fe que se transmita con el testimonio!  ¡Un diálogo como alternativa efectiva a la solución de los conflictos! ¡Un corazón lleno de sentimientos puros, capaz de doblegar el odio y el resentimiento! ¡Una felicidad como meta alcanzable! ¡Una conciencia que se deje llevar del susurro del bien! ¡Unas manos que siempre cedan a la solidaridad! ¡Un ser menos autosuficiente y más humilde!

¡Un respetar la vida sin depender! ¡Un progreso con equidad! ¡Una taza de café con aroma de armonía entre vecinos! ¡Una libertad sin desenfrenos! ¡Una verdad sin doble rostro! ¡Una justicia con alma sincera! ¡Un baile conyugal que al compás de un ritmo tropical comunica con sumo esplendor el amarse para toda la vida!

¡Un manejo adecuado del celular para que no sea piedra de discordia ante un bien intencionado convivir familiar! ¡Un lenguaje más prudente y constructor del buen vivir! ¡Una dignidad humana que no sucumba ante los actos irracionales de un hombre que desconoce su propia naturaleza! ¡Una misericordia sin doblez! ¡Un no repetir los errores con que nos desenvolvíamos en el pasado! ¡Un ideal basado en el bienestar humano y la transformación de un mundo mejor, con más seguridad humana! ¡Un servicio de salud más asequible y humano!

Estos deseos más otros que están en la profundidad de tu corazón; deben ser tendencias que predominen en todos los escenarios del ser humano. Ojalá que se conviertan en propósitos virales a seguir en el próximo año y en todos los demás que nos restan por vivir.

¡Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo!

 

Ángel Gomera

viernes, 18 de diciembre de 2020

COVID-19, Reconocimiento y Cambio

 COVID-19, Reconocimiento y Cambio



Al iniciar el año 2020, no esperábamos la llegada y el avance de un virus microscópico que como viento huracanado se iba llevar parte de nuestros sueños, anhelos, planes, economías y vidas; prácticamente ha puesto de rodillas al mundo, cambiando por completo la dinámica de nuestra existencia.

Aquí no ha valido la hegemonía o inferioridad de una nación; ni el número de armas nucleares que posea, ni geopolítica o fronteras, ni quién exhiba los mayores o bajos niveles de crecimiento económico, si eres pobre o rico, ni el color de la piel, edad o credo; simplemente llegó sin discriminación alguna, ni privilegio o exclusividad en particular, lo que si cabe destacar es que el covid-19 se aprovechó de las distintas vulnerabilidades de la sin razón humana, del individualismo, de las actitudes hedonistas y de las malas decisiones.

Se puede colegir, aunque esto pueda sonar no agradable y complicado para nuestros sensibles oídos, que llegó para darnos una lección cuyos resultados lamentablemente son irreparables y dolorosos. Pero no podemos dejarnos empantanar en las angustias e incertidumbres; más bien es propicio ante tales circunstancias el relanzarnos, recogiendo los pedazos dejados por esta secuela y comenzar a reconstruir.

Esta acción se debe concebir como una oportunidad de rescatar y apreciar en lo adelante, todo lo bello de la dimensión del ser humano; sustituyendo así, todas aquellas posturas que desprecian la dignidad de la persona, por todos esos detalles que le dan sentido a la vida.

Ahora el gran reto que tenemos es saber si estamos dispuestos a cambiar y construir un mundo nuevo más solidario, humano y justo, luego de haber experimentado este amargo y dramático trance.  Por lo que cabría preguntarnos ¿Qué nos corresponde hacer? ¿Qué debemos cambiar? ¿Y por dónde empezar?

Necesariamente debemos caminar hacia un cambio de paradigma, en donde el valor de la persona y la seguridad humana no quede en imaginaciones, en retóricas huecas o en documentos elaborados por burócratas en cuartos fríos cargados de buenas intenciones.

Es que para construir un nuevo paradigma se debe partir desde la óptica del reconocimiento de la realidad, sus problemas y soluciones. Asimilando pues, en primer orden que nos encontramos ante una pronunciada crisis con sus implicaciones; entendiendo a la vez, con valiente sinceridad que nos equivocamos al minimizar el impacto de este virus, por considerarlo muy a la ligera de fácil manejo y de poca duración. Se creyó al principio tener al toro agarrado por los cuernos, cosa tan incierta, porque hemos sido testigos y víctimas de las consecuencias tan profundas que ha ocasionado el mismo en todo el orden; evidenciando por demás, que no estábamos preparados, por lo que la improvisación y la irreverencia se tradujo en fatalidades.

Este reconocimiento que animamos a realizar no solamente debe supeditarse o aplicarse a las élites políticas; es un acto que nos implica a todos sin excepción desde sus diferentes ambientes y roles como entes sociales. En otras palabras, debe empezar primero por ti, sin imbuirse en pretextos que ni a ti mismo te convencen; ni mucho menos llenarte de miedo por un vivir más allá del horizonte de las pruebas, haciéndote perder la paz; y tampoco anidarse en el pasado sin darte la más mínima oportunidad de poder superar, levantarte y conquistar la utopía o el prejuicio de lo imposible.

Es que antes de pasar todo esto, nuestra cotidianidad giraba en una atmósfera de prisa e indiferencia, en donde se resaltaba lo banal por encima de lo verdaderamente esencial; vivir lo superficial diluía por completo valorar y dedicar tiempo a aquellas cosas que le dan color y contenidos a la vida; parecía que la concentración se dedicaba más en amueblar o poner a brillar el exterior por encima del embellecimiento de la casa interior.

Además, es interesante observar de manera holística que, a pesar de tantos esquemas o esfuerzos de integración, organismos internacionales creados, acuerdos multilaterales, tratados, convenios, etc., el COVID-19 nos encontró dispersos; asimismo reveló las notorias e inhumanas desigualdades, y puso en el relieve la incapacidad de unirnos como planeta tierra para hacerle frente de forma coordinada.

Analizado todo lo anterior, nos debe movilizar a tratar de no seguir repitiendo los errores con que nos desenvolvíamos en el pasado. ¡Es tiempo de tomar buenas decisiones! ¡Es tiempo de cambiar! Como muy bien lo expresaba Winston Churchill, cuando decía: ¨Mejorar es cambiar; así que para ser perfecto hay que haber cambiado a menudo ̈.

Estamos conscientes que vendrán otras epidemias o cosas parecidas, no podemos evitarlo; pero sí podemos estar bien preparados y articulados para gestionar mucho mejor los riesgos; antes que pretender como primera mirada ser efectivos gestionando los desastres. De ahí es que todas las políticas a planificar y ejecutar deben estar dirigidas en fortalecer y priorizar sistemas más eficaces y eficientes de prevención con un enfoque integral a la seguridad de la dignidad humana; y algo muy importante tener en consideración de que los mismos sean sostenibles.

 Finalizo esta reflexión sin dejar de sentir el beneplácito de esperanza que trae la vacuna, aunque sostengo que: ¨No podemos seguir comportándonos del modo en que lo hacíamos antes de este virus¨.  Por lo que, de igual manera creo conveniente inmunizarnos del ¨olvido voluntario¨ o de la ¨falta de memoria histórica¨, para evitar así no tropezar otra vez con la misma piedra.  Ya que “el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”. (Autor discutido) 

 

Ángel Gomera 

lunes, 23 de noviembre de 2020

¡Cristo cuenta contigo y yo con su gracia!

¡Cristo cuenta contigo y yo con su gracia!

Esta dulce e impactante expresión trae consigo recuerdos imborrables, que cobran vida en cada uno de los instantes de una historia que se construye día a día en los diferentes ambientes terrenales en que nos toca vivir. Es allí, donde se entrecruzan las diversas realidades de la vida con sus problemas, pero sobre todo con sus esperanzas; y es, en estos tipos de mareas cotidianas, altas y bajas, fuertes y suaves, que encontramos el verdadero sentido de la vida y cuya meta final es alcanzar el Cielo.

¿Por qué la frase Cristo cuenta contigo y yo con su gracia, se hace eco en mi existencia?

 Obedece a que un largo fin de semana de tres días en el mes de junio del 2007, me sumergí en una hermosa y placentera aventura, con la realización del cursillo no. 749, en Casa San Pablo; claro, al principio no sabía ni tenía la menor idea de que iba ser tan maravillosa; ya que, al momento de llegar a dicho lugar, mi corazón caminaba distante al ideal; y esto es así, porque si en ese momento le hubiesen practicado un ecocardiograma, su diagnóstico o resultado, se habría correspondido a las características de un corazón a punto de detenerse, con pocas pulsaciones, es decir un tronco seco.

Muchas veces sucede que las distracciones, hacen perder la objetividad de lo verdaderamente humano; de aquellas cosas a las que siempre hay que darle prioridad, si verdaderamente te importan.

Por lo que, en ese intervalo de tiempo, sentía que andaba en un desierto marcado por la brújula de la desorientación, sin divisar a lo lejos, ningún oasis que pudiera saciar la sed de tantas inquietudes que urgían de respuestas claves y necesarias para armar el ensamblaje que mi vida requería.

Fue entonces que sucedió un acontecimiento único ante mis ojos, que hizo cambiar todo el panorama gris que anterior describí; resultó que Jesús salió a mi encuentro, vestido con una túnica resplandeciente de misericordia, me abrazó con ternura y me reafirmó todo su amor pleno; y luego entonces susurró en mis oídos, unas palabras que me dio seguridad y paz en medio de las tormentas en que me hallaba: ¨tú cuentas con mi gracia¨. Me dijo todo aquello que se coló por las hendijas de mi corazón, llamándome a la vez, por mi nombre, sin detenerse en mis miserias y limitaciones, más bien respetando en cada momento mi libertad, como todo un hidalgo caballero; es que como bien expresa San Agustín: "El Dios que te creó sin pedirte permiso, no te salva si no le das permiso". Y entonces, inmediatamente le abrí de par en par la puerta de mi casa interior, consintiendo y reconociendo libremente que necesitaba la ayuda de Dios para encaminar mi vida sujetada a la dirección y guía que viene de ÉL.  En aquel momento, se cayeron las escamas que nubla todo entendimiento, y comprendí con claridad que Jesús, ¨mi Hermano Mayor¨, me quiere a pesar de todas mis resistencias, y su finalidad mayor es brindarme la felicidad eterna, que es llegar a la meta: el Reino de los Cielos.

Aun no me he referido que había sucedido con ese corazón que había llegado parecido a un tronco seco; pues les cuento que Cristo hizo retoñar con la fuerza de su amor, una rama (esa soy yo) tan verde como el color de la esperanza, con efectos tan significativos y restauradores para mi familia; cumpliéndose así, aquella frase de transformar personas para transformar ambientes. Frase ésta, sustentada en San Juan 15, 16, cuando indica que: ¨Ustedes no me escogieron a mí. Soy yo quien los escogí a ustedes y los he puesto para que vayan y produzcan fruto, y ese fruto permanezca¨.

Luego de ese fin de semana, salí resuelto a transmitir en los diferentes ambientes en los que me desenvuelvo, lo que el Señor había hecho conmigo en ese monte de Tabor. Fue allí donde recibí un regalo maravilloso, un don gratuito, que no es para callarlo, ni dejar que se convierta en fiambre; es para anunciarlo por todos los rincones y vivir mi cuarto día, procurando siempre que mis lepras espirituales vayan desapareciendo, mientras avanzo y persevero en el camino de la fe.

Por lo que este caminar, es una ultreya, que se pone de manifiesto en ir cada día más allá, siempre más allá, hasta llegar a la presencia del Padre. Es allí donde escucharé junto a mis racimos, las siguientes palabras: “Vengan ustedes, benditos de mi Padre; hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo¨. Y entonces daré las gracias infinitas por contar con su gracia, la que me sostuvo, me sostiene y me sostendrá para toda la vida.

¡Cristo sigue contando contigo y conmigo, y nosotros con la misericordia de su gracia!

Ángel Gomera


martes, 20 de octubre de 2020

Celebrando 15 años de aquel día

Aquel Día


Todos tenemos en la vida momentos únicos, especiales e inmensamente llenos de tan gratos recuerdos que el rememorarse es como volver a vivir. Son aquellos episodios que siempre se deslumbran en el alba del valle de la reminiscencia placentera. Son aquellos instantes que hacen de cualquier otoño una eterna primavera, en donde cada hoja al caer se convierte en pétalos, que cubren el camino de la vida con la alfombra de las ilusiones. Son aquellas ocasiones que siempre traen suspiros imperecederos. Por eso cuando en el tren de la vida nos corresponde vivir día cómo lo antes expuesto; lo celebramos y disfrutamos con tanta plenitud que regocija cada rincón del alma.

En el contexto de este sentir, pongo de manifiesto lo que en mi vida aconteció un 20 de octubre:

Aquel día hace quince (15) años, amaneció con cierto toque de magnificencia; increíblemente el sol estaba vestido con un esmoquin resplandeciente; las aves entonaban trinos de amor y danzaban con saltos sincronizados de rama en rama, dándole un toque de estelaridad a esa mañana; en el amplio cielo se divisaban las nubes que agarradas de las manos formaban la figura de un enorme corazón; pero a pesar de todas esas manifestaciones de connivencia de la creación, no puedo dejar de reconocer, que brisas ligeras de nervios abatían con cierta sutileza de ansiedad mi quietud. Por un lado, me sudaban las manos, me temblaban las piernas, mis pulsaciones parecían el repicar de tambores en medio del silencio, la casa en donde me encontraba se convirtió en una pista de atletismo, caminando de aquí para allá y allá para acá, pero mientras eso ocurría se agiganta la beatitud en el horizonte de mi existir.

Y así como avanzaba el día, para llegar al momento pautado y esperado, mi ser estaba siendo invadido por maripositas invisibles con una multiplicidad asombrosa de colores de alegría y felicidad. Entonces llegó la hora, en donde el mismo Dios, con una vestidura de luz, nos recibía en el altar con una sonrisa tan universal, acogedora y tan llena de complicidad, y lo más hermoso fue verlo aplaudir con tanta emoción divina, porque ante su presencia estábamos dos seres que fruto de su infinito amor y misericordia habíamos decidido unir nuestras vidas para toda la vida sujeto a su bendición y designio. Fue ese 20 de octubre que Dios me otorgó el más bello de los regalos, una rosa de belleza inigualable con dulce aroma de dicha, bienaventuranza y amor: ROSALIS.

Tú has sido y serás la decisión más acertada de mi vida; eres música que envuelve mi alma; eres la poesía de mis anhelos, eres las olas que bañan las playas de mi eterno amor, eres la danza que baila mi corazón; eres la única canción más sonada en la emisora de mi ser; eres ternura, razón y felicidad, eres mi complemento y mi bendición.

Celebrando estos 15 años, elevo mi gratitud perpetua al compás de oraciones y alabanzas a nuestro Dios Padre Celestial, por coronarme con tan hermosa musa que inspira mi caminar. Aprovecho con su gracia santa renovar esta unión para que nunca le falte el vino milagroso de las bodas en Caná de Galilea y que permanezcamos más allá de los desafíos y retos de la vida: Juntos y muy felices.

¡Feliz Aniversario de unión matrimonial!

¡Te amo y te amaré por siempre!

Tu Ángel Gomera

20 de octubre




miércoles, 26 de agosto de 2020

Feliz Cumpleaños (Tus 71 años)



Una alfombra de pétalos de amor cubre el Mar Caribe; las nubes sonríen y aplauden por tan maravilloso espectáculo; el sol brilla vestido de fiesta con toques especiales de bendición; las aves con pericias extraordinarias forman un gran corazón en el cielo; y las montañas agarradas de las manos con las llanuras escuchan el acorde de felicidad tocado por los valles. Todo esto ocurre por ti Madre bendita, tu cumpleaños 71 moviliza la naturaleza, pone a cantar las piedras del rio, y llena mi corazón de inspiración divina, para elevar una alabanza de gratitud al Señor y pedirle que te conceda una larga vida con mucha salud, y que me permita ser un digno hijo ante sus ojos dando testimonio de vida. Te amo mi vieja, mi heroína santa: Migdalia. Feliz cumpleaños y bendiciones eternas!


 


viernes, 21 de agosto de 2020

Gracias por el milagro de la vida

 

Gracias por el milagro de la vida


Se despierta el día, con una sonrisa espléndida y brillante que se cuela por las rendijas de mi corazón, de inmediato se confirma una vez más el gran milagro de estar vivo. Y eso es ganancia para poder seguir sorteando desafíos y dificultades ante la vida. En ese tránsito existencial se dan situaciones simples, otras más complejas que tiende a pintar de gris y oscuridad los horizontes del pensamiento.

Es que en esos momentos cuando están nublados los pensamientos, solamente vemos puertas cerradas, y se hace eco en nuestro interior la expresión derrota, fracaso, no hay respuesta, no percibimos solución; es decir toda nuestra concentración se centra en los problemas sin salidas.

Es muy posible que, ante tales circunstancias, aparece el miedo sin ninguna heroicidad, animando a que se hunda la barca de tu vida por completo, y aplaudiendo éste, con rostro de sarcasmo, las tormentas que te abaten sin contemplación. Y entonces comienza a cuestionar todo con crudeza, a lanzar lamentos por doquier, a enfrentarte con tus sueños, a buscar el culpable o los culpables de la desdicha que se presume tener, y ahí todo pierde el sentido, y le restamos el valor al milagro de la vida.

Pero la vida, un don maravilloso, más allá de los obstáculos e incidentes que diariamente batallan con nuestra felicidad, está llena de manifestaciones y detalles que con un cambio de actitud y con la vestidura de la gratitud, a pesar de los nubarrones turbulentos que puedan estar afectándonos, podemos vivirla a plenitud apreciando cada instante y suspiros vividos como milagros.

¿Y de cuáles milagros estaríamos hablando? De esos bellos recuerdos que debemos desempolvar el baúl escondido de nuestra memoria ingrata, y que al rememorarlos te causan una sensación exquisita y placentera que envuelve por completo todas las células de tu alma, y te hace navegar hacia una eterna primavera celestial. Son esas añoranzas agradables que atacan los anticuerpos cancerígenos de ese pasado negro y amargo, brindándote nuevos aires de libertad y renovación, y que te lanza decididamente a conquistar el futuro con gallardía y optimismo.

 Es qué hacer germinar en el presente las remembranzas positivas de un ayer vivido y superado, es uno de los tantos motivos para dar gracias por el milagro de la vida. Pero no solamente debemos quedarnos en la reminiscencia de lo que pasó, vamos también a trasladarnos a un presente que, con la suma de aquellas historias pasadas, forman una big data poderosa de hechos que evidencian cuantos milagros suceden en cada breve espacio de tu tiempo.

Solo basta con detenerse un instante, dejando que fluya el reconocimiento en tu corazón como agua cristalina de manantial, para que aprecies en la dimensión del amor, el gran regalo incalculable que posees. Este es el momento de quitar de tus ojos aquellas escamas pesimistas que impiden ver todo lo bueno que te rodea y saborear la belleza de la vida.

Es tiempo que que cambies el sabor amargo de tus labios por una dulce sonrisa, tan reluciente como un cielo estrellado. Porque los malos tiempos son pasajeros y la oportunidad se ensancha en cada crisis.

Cambiemos los llantos por cánticos de fe al compás de la esperanza. Celebremos y bailemos el milagro de existir. Es que mientras más reconocemos la gran riqueza que tenemos, mucho más agradecemos con sinceridad por tan excelso don, y sobre todo aprendemos cada día a dar gracias a Dios por el milagro de la vida.

Ángel Gomera

viernes, 29 de mayo de 2020

En su cumpleaños

Para: Ángel Gabriel


Este es un día radiante y hermoso, en donde las nubes están preñadas de gozo y fiesta; el rayo de sol al filtrarse por la ventana esta vestido de gala; y las plantas en su proceso de fotosíntesis amanecieron limpiando y purificando la atmósfera del hogar para celebrar la vida en grande de: Ángel Gabriel, nuestro amado primogénito, el cual está cumpliendo hoy 14 años. Pedimos a Dios que bendiga de manera especial toda su vida, que sus sueños y propósitos estén sujeto a la gracia de la sabiduría divina; que su vida sea larga, fructífera y llena de felicidad! Gracias les damos a Dios por tanta dicha y amor! Feliz Cumpleaños 🎂🎁 Te amamos con furor celestial! Felicitaciones
Rosalis Then de Gomera y Angel Gomera ❤️🎉

jueves, 28 de mayo de 2020

Eres madre mía


Eres madre mía



Madre: ¡Un cirio de amor que nunca se apaga!
Madre: ¡Un beso que cura dolores y tristezas!
Madre: ¡Abrigo de mis desconsuelos!
Madre: ¡La más bella y espectacular flor del universo!
Madre: ¡Una oración permanente de esperanza!
Madre: ¡Una vida que da sentido a la vida!
Madre: ¡Una sonrisa que llena vacíos!
Madre: ¡Heroína de mis naufragios y fans de mis aciertos!
Madre: ¡La más bella sinfonía de alegría y abnegación!
Madre: ¡Unas manos celestiales que sanan heridas!
Madre: ¡La más sublime canción del hoy, mañana y siempre!
Madre: ¡Un perdón sin límites!
Madre: ¡Un susurro que pone en cause lo desbordado de nuestras emociones!
Madre: ¡Una lágrima que conmueve el corazón de una roca!
Madre: ¡Una melodía que arrulla mis pensamientos!
Madre: ¡Manantial cristalino e inagotable de un amar revestido de misericordia!
Madre: ¡Un perfume con aroma de santidad!
Madre: ¡Un edén sin pecado!
Madre: ¡Una poesía con sentimientos estéticos de profunda humanidad!
Madre: ¡Refugio protector de despertares y atardeceres!
Madre: ¡Virtud paciente de un escuchar sin cansancio!
Madre: ¡Un oasis en mi incertidumbre!
Madre: ¡Dulce quietud que conforta!
Madre: ¡Un confiar sin vacilaciones ni doblez!
Madre: ¡Brújula del buen proceder de la conciencia!
Madre: ¡Eres aliento de cada suspiro y sostén de los sueños consagrados!
Madre: ¡Tú regazo es un hogar celestial de felicidad!
Madre: ¡Una reina que nunca pierde su corona!

Con tan solo mencionar tu nombre todo cobra significado. Mirarte es contemplar una primavera eterna. Tus brazos es un bunker de ternura y paz. Oír tus palabras son versos que refrescan el alma. Tus consejos son sabios pétalos que cubren el camino de la razón. ¡Y es que tu madre mía, eres mucho más de todo lo que puedo decir! Siempre te das por completo sin esperar nada a cambio. Cada vuelo que emprendo en el firmamento de la vida, mis alas cobran vigor por tus enseñanzas. Cada latido de mi corazón significa el sonar de la gratitud por darme la vida. Tu resistencia y valentía se sobrepone a cualquier prueba. Gracias por darme tanto y nunca te quejas.
¡Eres un regalo extraordinario, majestuoso y hermoso de Dios!  
¡Eres mi bella flor perfumada!
¡Eres compasión y bondad infinita!
¡Eres mi joya incalculable!
¡Te amo madre querida!
¡Felicidades, madre mía y a todas las madres del planeta!

Ángel Gomera

miércoles, 27 de mayo de 2020

La mediación ante los conflictos partidarios


La mediación ante los conflictos partidarios




En el ámbito de cualquier relación del quehacer humano puede surgir el conflicto. Por lo que se hace necesario reconocer que el conflicto, forma parte de una realidad insoslayable, inherente a la sociedad misma. Y la política no puede excluirse o sustraerse de esa realidad. Es que la política en democracia nace y vive del conflicto. De ahí es que este, en ocasiones, se convierte en un componente dinamizador, que pone en movimiento el contexto de las relaciones sociales.  Es, por tanto, que hay que procurar siempre los esfuerzos necesarios para darle una solución, porque si se enquista, se torna parecido a las consecuencias de un cáncer, haciendo metástasis severas en las relaciones, las cuales puede deteriorarlas progresivamente y hacer del enfrentamiento algo irreversible.

Los partidos políticos de la República Dominicana no escapan a esta realidad de conflictos. Dado que, desde la desaparición de la dictadura trujillista, uno de los inconvenientes que ha venido afectando al sistema dominicano de partidos políticos, es el mantenimiento de su unidad. Y unas de las razones fundamentales, que podemos colegir del fraccionamiento que han experimentado los partidos políticos en sus sucesivos periodos de crisis, ha sido su incapacidad expresa, de manejar de manera adecuada sus conflictos; es decir procurar salidas más saludables para sus organizaciones. Y esto ocurre a pesar de que la normativa jurídica electoral nuestra, les ha conferido a los partidos políticos, ciertas libertades para organizar su funcionamiento interno y garantizar los derechos de participación política a sus militantes. Pero lamentablemente al no ajustarse a la misma, es decir a la norma, se puede apreciar a lo largo de la historia una cadena de dificultades y grados distintos en la institucionalidad y democracia interna. Del análisis anterior, se puede deducir que la magnitud de las divisiones de los partidos políticos es una referencia por donde se sitúa la cultura política democrática del país.

Pero, claro está, debemos entender que las democracias no son sistemas donde las diferencias, intereses contradictorios, roces, discrepancias y hasta el conflicto social no existen. Y eso lo enfatizamos antes; al contrario, las diferencias o divergencias de opiniones son un valor en las democracias, pero se reconoce que, a diferencia de otros regímenes, en las democracias el conflicto se canaliza o debe canalizarse productivamente en instituciones, mecanismos, procedimientos legales y legítimos. Al respecto, los partidos políticos actúan o deberían actuar como “agentes o representantes de la gestión y transformación del conflicto” procurando siempre el fortalecimiento del sistema democrático.

De ahí es, que no debemos negar la trascendencia de los partidos políticos en la democracia; Hans Kelsen, llegó a plantear que: ¨ la democracia sin partidos políticos¨ no tiene sentido. Mas, sin embargo, la desconfianza en los partidos políticos ha llevado a que un número significativo de ciudadanos, consideren que es posible tener una democracia sin partidos políticos. En tal sentido, somos de opinión que los partidos políticos deberían abocarse a generar en su interioridad, ese cambio cultural para gestionar de manera oportuna los conflictos. Esto debe ser una necesidad, ya que, para ser más eficaces, ganar confianza en la población, mantener la unidad y ser más competitivo deben ser capaces de resolver sus pugnas internas sin escisiones.

En nuestro país, cabe señalar que en los actuales momentos se trabaja poco en la prevención del conflicto a lo interno de los partidos políticos, y únicamente se aborda el mismo cuando éste se ha recrudecido, y normalmente, no queda otra vía que la judicial para intentar su solución. De ahí deriva, fruto de esa mirada, el aumento de la judicialización de la política, fenómeno este, que debemos estudiar.

Es en ese orden, que se hace necesario que todos los actores políticos y sociales del sistema político dominicano, tomen conciencia, en cuanto a que se posibilite un idóneo y oportuno abordaje de los conflictos, a través de nuevas vías o formas para la resolución de estos, distintas a la jurisdiccional. Dada esas razones, se hace necesario la aplicación de la mediación electoral en la República Dominicana, la cual sería, un mecanismo que contribuya a resolver conflictos en el seno de los partidos políticos.

De lo que se trata es que los partidos políticos cuenten con espacios democráticos, participativos e imparciales para debatir sus diferencias a lo interno con métodos adecuados en la que participarían sus dirigentes con las técnicas que proveen los Métodos Alternos de Resolución de Conflictos.

Creemos que la figura del mediador electoral es justamente lo que nos permitiría avanzar, bajar la judicialización de los asuntos. Es más, quizás podría verse esta figura a nivel de conflictos en nuestro sistema de justicia electoral o algunos de los juicios en los que pueda resolverse únicamente con la mediación. Es que soy de opinión, que las disputas internas deben resolverse primero internamente y no a través de los tribunales.  Aunque entiendo y favorezco que las situaciones de los partidos que no se resuelvan internamente sean resueltas de manera por el sistema de justicia electoral en procura de lograr algún tipo de salida. Sin embargo, sostengo que en los casos resueltos por la Justicia solo una de las partes tiene la razón; “una gana y la otra pierde, mientras que en una solución política (acuerdo) ambas partes tienen algo de ganancia (ganar-ganar).

Finalmente, planteo la realización de un Plan o Pacto Estratégico del Sistema de Justicia Electoral Dominicano, en donde participen los partidos políticos dominicanos y la sociedad civil, a fin de desarrollar e implementar los métodos alternos de resolución de conflictos, adoptando la realización de unas series de medidas organizativas y legislativas que permitan el progresivo establecimiento de procedimientos y sistemas para una solución de los conflictos electorales alternativa a la vía judicial. Todo ello con el objetivo de desjudicializar la política y de ofrecer a los integrantes de los partidos políticos nuevas formas de arreglo de problemas, quedando el recurso a los tribunales como razón última.

Ángel Gomera

martes, 31 de marzo de 2020

No perdamos la esperanza. ¡Esto pasará!

No perdamos la esperanza. ¡Esto pasará!



La humanidad se encuentra en un momento de desequilibrio como no lo esperábamos, no solo en el orden social o económico, sino también en todo lo cotidiano. Todo se ha detenido, ya no tenemos aquella agenda desbordada con tantos afanes. Esa prisa con que vivíamos hace unos días, se ha encontrado con una luz roja inusual, severa y violenta, que nos ha obligado hacer un stop en la carrera con que llevamos la vida. Nos ha llegado una poderosa y famosa tormenta llamada coronavirus que ha cubierto la tierra por completo y nos ha puesto de rodillas a todos, sin importar los niveles de riquezas o cuán poderosos sean los países. Solamente llegó. ¿De dónde? No lo sabemos; lo real es que esta aquí y nos ha cambiado el ritmo de la vida. Este enemigo tan microscópico se ha constituido en un adversario desafiante, que ha desnudado de par en par, lo vulnerables o frágiles que como seres humanos somos, sin importar condición social, económica, color, credo o nación.  Y la gran verdad, es que, a pesar de tantos avances, no estábamos preparados, nos ha tomado por sorpresa.
Una densa neblina de incertidumbre cubre las naciones; se ha tocado el botón de pánico en diferentes regiones; ventarrones de inseguridades amenazan con llevarse nuestros propósitos, planes, sueños, vidas estables y sosiegos; también inundaciones de inseguridades se han colado en los pensamientos de poblaciones que no saben que comerán, que pasará con sus empleos, como pagarán las casas, hasta cuándo podremos soportar, entre otras realidades crudas; es decir, que de no encauzarnos como humanidad sin excepción, en tomar las medidas correspondientes, podemos encaminarnos de ser una crisis sanitaria hacia la conjugación de una crisis humanitaria de graves efectos.
Asimismo observamos también,  actitudes que nublan la razón, cuando algunos quieren hacer de esta pandemia una crisis de la información, transmitiendo mensajes barnizado por lo falso y muy lejano de lo verdaderamente humano; su preocupación es ser influencers, sin importar que se degrade la dignidad humana hasta la más mínima expresión, o sin considerar las consecuencias terribles de confusión u oscuridad que pueden acarrear sus mentiras sacadas del mismo averno, solo por querer satisfacer egos e intereses. Incluso en este grupo, caen también aquellos que lo han cogido a chistes o con morbidez esta enfermedad, convirtiéndose en indiferentes ante este drama humano, a lo mejor confundido por la expresión popular ¨que a mal tiempo buena cara¨; pero Dios mío, que corazón es capaz de no comprender o querer desconocer esta lluvia de lágrimas que fluyen desde los distintos puntos cardinales ante tanto sufrimientos y desesperación, y entonces hacer de estas, un relajo mayúsculo. Por Dios no, así no.
Mientras otros que se han sentado en las altas cumbres de las redes sociales a solo rendir tributo a la crítica fácil, sin detenerse a reflexionar a que estas solo conducen al caos.
Pero bien, ya está bueno de describir tantos escenarios sombríos, que por más complejos que se vean o se vivan, no impedirán el renacer potente de la esperanza. Así lo creo y así lo pongo de manifiesto, esto pasará y nos levantaremos juntos como pueblo, dispuestos a contar cada rayo que destella el sol que se alza en la aurora. Poniendo a sonreír tus labios en una eterna y reluciente primavera de amor.
Es que mientras estamos viviendo esta cuarentena, es de dicha observar, tantos destellos positivos de esperanza, convertida en una avalancha de actos de bondad, que crecen como la verdolaga en el campo, reverdeciendo de solidaridad y de bien las praderas de este mundo terrenal. Unos atienden a los enfermos sin límites y sin pretender ser tendencias; otros salen a brindarnos seguridad; hay quienes dan de lo poco que tienen, otros de lo mucho que poseen, pero esta vez unidos en un mismo sentir que es ayudar a mi prójimo, sin nada a cambio;  redes de voluntarios se ha creados para llevar de comer o atender a seres humanos vulnerables; ver tantos que se han dedicado a elaborar mascarillas desde sus hogares; mientras muchos despiertan cada mañana transmitiendo mensajes de aliento y de fortaleza; unos cantan el himno de la alegría, otros tocan el violín de la resiliencia; se escuchan aplausos por doquier, en favor del verdadero sentido de la vida, que es amar;  unos han colocado los intereses colectivos por encima de sus intereses personales, dispuestos firmemente a procurar mejores soluciones.
Tenemos muchas casas convertidas ya, en verdaderos hogares, se ven, se hablan, se escuchan, se encuentran, comparten, y los álbumes de fotos han vuelto a tomar vida; se besan, abrazan y ríen a carcajadas con cuentos y anécdotas, han hecho del ¨Quédate en casa¨ una oportunidad de redescubrir y encontrar todo aquello que se había perdido.
Otros, desde el horizonte de la fe, elevan oraciones que se esparcen como polen de esperanza en el mundo; hay quienes han aprovechado este aislamiento para trabajarse a si mismo, señal de reconocimiento valiente, de que muchas cosas deben ser cambiadas, para así florecer una nueva persona.
Han florecido las ideas creativas desde los hogares, que buscan impedir que se pregone el aburrimiento en este aislamiento social.
De igual manera, vemos como ha bajado los niveles de contaminación de la tierra, pudiendo respirar ella misma su propio oxigeno; ríos se tornan cristalinos, playas muestran la intimidad de sus arenas y el retozar de sus peces; animales diversos visitan nuestras calles y casas, sin temor a maltratos.
Los conflictos bélicos en el mundo han disminuido en estos días de la pandemia, mientras crece las ansias de intentar alcanzar acuerdos más pacíficos; surge el ánimo de cooperación entre las naciones, la búsqueda del bien común, y renace una sensibilidad creciente por los más pobres y vulnerables.
Algo muy interesante, es que el valor del ser humano se ha colocado en el centro de nuestras miradas. La vida y la dignidad humana es lo que importa más allá de todo lo superficial. Por lo que el pensamiento que recorre en todos los hombres de buena voluntad en este instante es un ideal basado en el bienestar humano y la transformación de un mundo mejor y justo.
Siento que estamos sintonizado en poner fin a la pobreza, en odiar menos y perdonar más, en lograr un servicio de salud más asequible y humano; en tener una educación de más calidad y abierta a la sensibilidad social; en ser menos autosuficientes  y más humildes; en agenciarnos energía más asequible y no contaminante; en confrontar menos y unirnos más; en generación de trabajos más decentes; en ser más abiertos a lo trascendente; en alcanzar un crecimiento económico con mayor y mejor distribución; en esforzarnos a la reducción de las desigualdades; en edificar ciudades sostenibles y con sentido de pertenencia;  en promover el respeto a la vida más que en el quitar vidas; en producir y consumir de manera responsable; en lograr la construcción de una conciencia en favor del medio ambiente y los recursos naturales; en fin, en ser más sanos, para así tener una tierra más sana.
Creo, sin lugar a duda, que esta crisis es la oportunidad que esperábamos, para despertar aquellas cosas buenas que estaban dormidas. Ser emprendedores del bien en la construcción de nuestros sueños.
Este tiempo es el indicado para izar en lo más alto de nuestros corazones la bandera de la esperanza; y no tener miedos, más bien dejarlo atrás como sombras, en la medida que caminemos con gallardía y templanza hacia la superación. Por lo que no perdamos la esperanza, juntos venceremos.

Ángel Gomera 

miércoles, 25 de marzo de 2020

Quédate en casa


Es búnker de protección y esperanza de aquellos ciudadanos valientes y disciplinados, dispuestos a resistir con el arrojo de la humildad y la fe, el ataque despiadado de un adversario microscópico que busca aniquilar a toda una humanidad.
Quédate en casa
Es el sentir impotente de héroes anónimos que, con las armas del amor y la vocación, lo están dando todo, pero no dan abastos, ante la imponente cadena de contagiados que les llega en avalancha, procurando estos, alcanzar un soplo de oxígeno que le vuelva a la vida.  
Quédate en casa
Es un aplauso colectivo con las manos agradecidas del corazón para ese personal de salud que no se rinde ni por un segundo ante esta pandemia, poniendo en riesgos sus propias vidas por salvar otras.
Quédate en casa
Es un llamado a la conciencia para aquellos en cuyo diccionario la expresión ¨toque de queda¨ significa por su modo de asumirlo como  el ¨ carnaval de los inmortales´, ya que para ellos, salir a las calles a pesar de todas las advertencias y restricciones de las autoridades es un puro invento que persigue molestar, dañar y tratar de impedir toda posibilidad de diversión y francachela. Además, por que no salir si son protagonistas en la película de ficción que se está proyectando en el cine de su irracionalidad rebelde, y por ello entienden que son inmunes y nada le puede pasar.
Quédate en casa
Es pensar en el bien común a pesar de los sacrificios personales que conlleva. Por lo que esta actitud representa no tan solo situarse en lo cómodo en que estoy, o sencillamente en la expresión, no me hace  falta nada; si no mas bien, es despertar en tu ser, todo lo bueno que habita en ti para ofrecerlo por aquellos que les falta todo y luchan por sobrevivir día a día.
Quédate en casa
Es una aptitud altruista y responsable de cuidarse a sí mismo y sobre todo a los demás, que da sentido a la vida, regocija y trae beneficios para un alma cuya meta es alcanzar el bienestar eterno.
Quédate en casa
Es darse un abrazo de luz y unidad que disipe todas las tinieblas del miedo que envuelve el mundo en este periodo de prueba y frustración.
Quédate en casa
Es sentarnos en familia alrededor de la mesa como brotes de olivo, como hacía tiempo que no lo hacíamos. Y así con nuestra presencia primaveral, reverdecer aquellas llanuras en el hogar, las cuales se encontraban marchitas por tus ausencias desequilibradas.
Quédate en casa
Es darnos cuenta como padres, que los centros educativos no sustituyen nuestros roles o responsabilidades que tenemos con nuestros hijos; por lo que debemos decirnos: basta ya de renunciar al gran compromiso divino de fomentar en ellos los valores, principios y civismo que se requiere para un mundo mejor. Esta suspensión de clases debe ser una sacudida a las familias, para que despertemos y veamos la necesidad de prodigarles el tiempo que necesitan estos. Hagamos de este ejercicio una rutina agradable que crea una atmósfera de confianza, compenetración y de sentido de familia.
Quédate en casa
Es ofrendar un homenaje de silencio y solidaridad por todos los seres humanos caídos ante la embestida de los síntomas y estragos del coronavirus. Pero también es un gesto de acompañar en el dolor a sus familiares, por tales pérdidas irreparables.
Quédate en casa
Es un suspiro que al llegar al aire se convierte en oración, por esos hermanos y hermanas que están padeciendo el sufrimiento de esta pandemia; que esta plegaria de compasión surta el efecto de darles fortaleza, coraje, paciencia y esperanza.
Quédate en casa
Es sentarse en el balcón o la galería de la casa, y meditar acerca de lo esencial de un buen vivir con los vecinos. Este aislamiento constituye un espacio de tiempo de armonía y conversión para luego salir con firmeza a derrumbar esos muros que obstaculicen el forjar buenas relaciones y ser entes constructores de paz.
Quédate en casa
Es una lección que nos debe motivar al cambio de esa vida sin contenido y superficial que llevábamos, por una vida mas profunda y sustancial, que describa el significado de la felicidad verdadera que permanece para siempre.
Quédate en casa
Es prepararnos a vencer los desafíos que nos trajo esta pandemia con nuevas decisiones y formas diferentes de pensar a las de antes. Ya que seria pura utopía hablar de volver a la normalidad, aquí urge entender que nada será igual; más, sí podemos examinar la posibilidad de ser mejores seres humanos en los diferentes roles o ambientes en que no desenvolvemos. Superarnos es el reto. Construir nuevas visiones más justas y humanas es el renacer que espera de cada uno la humanidad.
Quédate en casa
Es dejar atrás la tendencia relativista de abandonar o desechar a los adultos mayores o ancianos, porque creerlos débiles o cargas; y retomar desde ya, el valor que representan para nuestras familias, construyendo con ellos alianzas de amor, que posibilite el aprovechar sus experiencias y que dimensione el gran valor humano que encarnan para el mundo. Demostrar el amor significa que cada Estado le garantice el acceso en cuanto a los servicios básicos. Demostrar nuestro amor es no ser indiferentes, y reconocer que lo que siembres como joven hoy, lo cosecharas mañana como anciano.
Quédate en casa
Es reconocer que priorizar el acceso al sistema de salud no es un lujo, es un soberano derecho humano; es una apremiante necesidad humana sin posibilidad de escarceo ni coyunturas. Un país enfermo no se desarrolla ni progresa; un país que garantiza la salud avanza. 
Quédate en casa
Es una oportunidad de aprender de los errores que hemos cometidos; tratando de no repetirlos, haciendo uso del bálsamo del perdón que cura cualquier herida, que saca piedras de la mochila que se encuentra en tu espalda, aligerando tu caminar y así empezar de nuevo.
Quédate en casa
Es ser ejemplo en el gran océano de la vida, sin recurrir a lo escandaloso, ni mucho menos dañar para crecer o alcanzar ese éxito que no resulta como tal; ya que el éxito no justifica el naufragio o fracaso de los que están a tu lado.
Quédate en casa
Es dialogar en tu matrimonio resistiéndote a los pleitos ruidosos que entretienen a los vecinos. Es mirarse a los ojos y redescubrir el color intenso del amor que profesan esas pupilas. Es bailar un bolero romántico bajo la expectación jubilosa de tus hijos. Es llevar una cucharadita de comida a la boca de tu amado o amada, alimentando un amor que permanecerá más allá de las vicisitudes. Es un espacio para recuperar aquellos detalles que se han perdido en la relación, los cuales producen la magia de un enamorarnos sin cansancio. Es encauzarnos en que amar es una decisión, y que para demostrarlo no se necesita de maltratos físicos ni psicológicos, ni tampoco palabras groseras; mas bien espera de ti, un beso dulce que sane lo amargo, un abrazo que cubra de cualquier frío, una palabra romántica que se acomode en el oído y refresque el corazón, un te amo que fortalezca un amor para toda la vida.
Quédate en casa
Es dejar respirar el planeta tierra para que no sucumba ante una ambición vil y sin corazón que lo asfixia con un calentamiento global sin límites. Es sanar el medio ambiente para que la vida no se vuelva a detener.  Es reconocer que lo humano, la ciencia, la naturaleza esta por encima de los intereses económicos. Es saber que obtener más conocimiento es tener más humildad y debe estar al servicio de la humanidad.
Quédate en casa
Es hacernos el firme propósito cada uno de trabajar en los temas pendientes; y marcado por el optimismo, nos levantemos como nación mucho más fuerte, unida, con una mirada de fe que traspase el horizonte, con el blindaje del amor para que ninguna incertidumbre y miedo detenga nuestras vidas, con el aprendizaje pleno de que la esperanza nunca muere y con una reverencia eterna hacia el Altísimo.
Quédate en casa no como señal de derrota, ni de ser un fracasado; sino más bien, como el espacio de preparación donde un guerrero  como tú, se despoja del lastre que le estorba, para triunfar en la carrera de la vida. 
¡Convéncete! tú eres ese guerrero que necesita el mundo para vencer, por favor ¡Quédate en casa!  


Ángel Gomera

lunes, 23 de marzo de 2020

La paz llegará

La Paz llegará

Si sonríes a cada amanecer, con los labios de un corazón dispuesto a latir por los demás; la paz llegará.
Si aplaudes con gratitud cada gesto de solidaridad, entrega y sacrificio que otros hacen por ti; la paz llegará.
Si te levantaste aceptando lo que los demás expresan, a pesar de que no coincide con lo que tu crees; la paz llegará.
Si acoges con humildad y responsabilidad las orientaciones que te brindan de cara a proteger tu vida y la de los tuyos; la paz llegará.
Si no eres indiferente ante el que sufre, y te moviliza con hechos que procuren dar soluciones sin pretender etiquetas de heroicidad; la paz llegará.
Si en vez de echar culpas a todos de tus problemas, te encargas de agradecer el calor que otros prodigan; la paz llegará.
Si tomas medidas preventivas ante el virus microscópico del egoísmo y el odio, y ves la fuerza del amor como el antídoto para un mundo mejor; la paz llegará.
Si más allá de halagar la belleza natural de la tierra, te dedicas a cuidar y preservar el medio ambiente, pensando en quienes te rodean; la paz llegará.
Si en medio de la epidemia, elevas una oración al Altísimo, destacando a tu hermano que la padece; la paz llegará.
Si aprovechas el suspiro de este instante y perdonas a ese alguien sin cortapisas; la paz llegará.
Si cuidas tu casa interior de los spams que marchitan los buenos sentimientos; la paz llegará.
Si eres fermento de esperanza ante la desesperación de un caminar sin horizontes; la paz llegará.
Si practicas el buen vivir como filosofía de vida, a pesar del desaliento que otros causan en ti por su mal vivir; la paz llegará.
Si te lanzas a restaurar la fe en tus sueños, evitando tirar la toalla ante los avatares del destino; la paz llegará.
Si detienes el vehículo de la prisa con que llevas la vida, y te das tiempo para cultivar y valorar esos pequeños detalles que abren las ventanas de la felicidad; la paz llegará.
Si consideras que tus egos y soberbias son pérdidas de tiempo, entonces andas en el camino correcto, no mires hacia atrás; la paz llegará.
Si pintas con tu ejemplo, el cuadro más sublime de la honestidad en tu proceder; la paz llegará.
Si los versos de tu poesía son bienaventuranzas en el evangelio de tu diario vivir; la paz llegará.
Si cantas cada mañana el himno de alegría, tu hogar florecerá, cuan si fuese un jardín de aptitudes positivas; la paz llegará.
Si alimentas tu conocimiento para tener mucho más humanidad, la paz llegará.
Si sacas tiempo para meditar y así conquistar con la luz del reconocimiento, aquellas partes del alma que se han perdido en la oscuridad; la paz llegará.
Si ejerce tu libertad evitando caer en los excesos del desenfreno de la conciencia; la paz llegará.
La paz llegará, es un eco que dulcifica el alma del planeta; es un baile de amor eterno; es una constante que nutre el corazón de esperanza; es una aroma de café en una mañana lluviosa; es un espectáculo de fuegos artificiales en el cielo abierto de una vida agradecida; es un caminar donde cada huella, la dejas tú; es un despertar con ilusiones; es el acorde de una guitarra que suena en el silencio de una noche eterna;  es un beso tierno en la frente de las angustias; es un aplauso firme a las buenas decisiones; es sensación sin escándalos; es cuarentena sin aburrimiento; es una serenata de amor sin toque de queda; Es el maná celestial de los desheredados del pan; Es la parábola del sembrador en tierra fértil; es la felicidad de un jabón de ¨cuaba¨ en una pandemia; es el 911 ante un alma febril e inquieta por falta de oxígeno; Es descubrir que con tu familia no estas solo; es navegar con brújula en el océano amplio de tus propósitos; Es saber sin titubeos que la calma llegará, porque alguien a quién le creo dijo:¨ La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden. ¨
En fin, no tengas miedo, la paz llegará.

Ángel Gomera 

martes, 17 de marzo de 2020

Lo oportuno de un te amo

Lo oportuno de un te amo

Fue aquel martes que participando juntos a otros padres en un taller sobre la afectividad en la familia, el cual se impartía en el salón de Rollos, de Casa San Pablo, se nos hizo la siguiente pregunta a todos cuantos estábamos viviendo dicho proceso formativo: ¿Cuándo fue la última vez que tu padre o tu madre, te dijo te amo o te quiero?
De inmediato comencé a realizar dicho ejercicio mental, procurando encontrar esa respuesta en la profundidad de mi interior; primero pensé en mi madre y me conteste así mismo, las tantas veces que de manera regular me expresa en lo largo de las diferentes etapas de mi vida, tan hermosas expresiones; y luego pase a mi padre, ya fallecido, y entonces no pude recordar cuando fue la última vez, que me dijo te amo o te quiero hijo. Al concluir dicho taller procedí a trasladarme al vehículo junto a mi esposa, y ahí lloré copiosamente y con hipidos, a pesar de haber transcurrido tantos años en mi vida.
Al referirme a lo anterior, no pongo de manifiesto con este escrito de que mi padre no me amaba, de ninguna manera, pero a lo mejor reflexionando en este momento,  supongo que él creía que lo que hacía eran más importante que las palabras; o es posible que en su niñez nunca escuchó esas expresiones por el tipo de crianza que recibió, y fruto de eso replicaba ese tipo de comportamiento hacia los demás; o es posible que en su interior existía obstáculos tan poderosos que impedía manifestarlas; o quizás no le concedía el valor suficiente o apremiante de pronunciarlas en razón de que entendía que su hijo simplemente lo sabía; o sencillamente se encerró  en que él era así y no tiene por qué cambiar;  o nunca pudo o quiso accesar a talleres, charlas o cursos que le sensibilizara sobre la importancia de la afectividad en el ambiente familiar; entre otras suposiciones.
Pero la verdad, es que al no recordar esa expresión sentí una necesidad de escucharla en lo más insondable de mi alma, que transformó ese breve espacio de tiempo en una nube de tristeza con sentimientos encontrados; pero desde luego no me empantané en ese ayer, sino más bien, me lancé a trabajar decididamente en llenar ese vacío en mi corazón con la ayuda que viene de Dios, llegando a la conclusión de que otros no puede pagar por una deficiencia de mi pasado; para tales fines me propuse de ese instante perdonar a mi padre y perdonarme a mí; de estar vivo hubiese corrido hacia el a darle un fuerte abrazo, de aquellos que unen todas esas partes rotas, gritándole  a su vez, de manera jubilosa ¡te amo papá!.
Como no está, aprovecho estas gotas de tiempo para susurrarle te amo y abrazarle de manera póstuma, mientras mis lágrimas se deslizan por mi rostro, cual, si fuese un manantial de aguas tranquilas, pero indicando a la vez la paz que se hace eco en mi ser.
Para no repetir este tipo de experiencia, me he propuesto como misión, darle sentido a cada suspiro de mi existir pregonando en mi familia un te amo, hasta el punto que el mismo  se ha constituido en un gesto o rito de amor cada noche al concluir en familia las oraciones, por ejemplo, nos damos un beso con las bendiciones correspondientes, diciéndonos entre unos y otros ¡te amo! 
Es que es importante  entender, si hemos sido victimizado en el pasado, es tiempo justamente de afrontarlo con aptitudes positivas, que muestren un cambio que marque la diferencia para bien.
San Juan Pablo II, nos dice que la familia: ¨es la primera y más importante escuela de amor. La grandeza y la responsabilidad de la familia están en ser la primera comunidad de vida y amor, el primer ambiente en donde el hombre puede aprender a amar y a sentirse amado, no sólo por otras personas, sino también y ante todo por Dios".
Expresarnos en familia, un te amo es muy importante, pero claro está, no basta pronunciarlo, hay que también demostrarlo cada día dándole vida.
Hay que cultivar ese amor diariamente, regándolo cuan si fuese una planta en el huerto de tu hogar, para que no se seque, crezca sana y fuerte, porque la principal misión de la familia es edificarnos mutuamente en el amor.
El amor constituye el  mejor regalo que podemos dar a nuestros hijos; y esto puede suceder,  cuando observan y experimentan en sus padres: un amor incondicional, un beso, un abrazo, escucharles cuando lo necesitan, apoyarles en sus sueños y proyectos, levantarles cuando sufren caídas, consolarles y comprenderles cuando en sus caras vemos surcos de tristezas, hacerles felices con las cosas pequeñas, un te amo como eres, un te amo porque eres un hermoso y valioso regalo de Dios, porque eres importante en mi vida, un te amo a pesar de tus errores y defectos. Esto es un ejercicio de humildad reconocer que no son perfectos, quizás no siempre actúan como quisiéramos, pero lo cierto es que la familia siempre va a estar allí. Por eso, hay que recordarles siempre lo mucho que los amamos.
Es que ¨yo te amo¨ es la forma más hermosa de comunicarle a una persona el amor que sentimos por ella. Te amo es comprender que tengo la capacidad de amar, y que, al hacerlo, todo a mi alrededor cobra sentido. Es fomentar una atmósfera de confianza, dialogo, seguridad, protección y fidelidad familiar.
No olviden padres, que con lo material amueblamos el exterior de nuestros hijos, y con el amor amueblamos su interior, el cual permanece para siempre.
Anda ve y dile te amo a ese alguien en tu familia, al cual no se lo ha dicho o tienes mucho tiempo que no se lo expresas; recordar siempre no dejar para mañana lo que puedes hacer hoy. Este es el momento oportuno de decir: Yo te amo.



Ángel Gomera