domingo, 25 de noviembre de 2018

25 de Noviembre



Que este 25 de Noviembre, sea propicio con el ejemplo de hacer germinar la semilla de  una cultura de paz en tu hogar! Que eliminemos en nosotros esas actitudes y pensamientos salvajes y perversos que solo causan destrozos y sufrimientos tan amargo como la hiel. Que NO CAIGA UNA MAS, sea el grito de amor que se haga eco en nuestro interior y lo reflejemos a los demás! Que NI UNA MAS, sea un compromiso personal y colectivo de una nación que aboga por la convivencia pacífica y el bienestar de todos! Que el diálogo ocupe los primeros puestos en las estadísticas, como medio o herramienta en la resolución de los conflictos! Por lo que un BASTA responsable como sociedad se hace necesario y urgente, ante esos distintos rostros llorosos de niños y niñas huérfanos mutilados emocionalmente a causa de esa desgracia corrosiva y radiactiva: la violencia! Amar no es dañar ni destruir, es edificar y dar el primer paso para ser feliz al otro u otra; si amamos con transparencia hacemos de nuestras familias huertos de paz! Que Dios nos bendiga y guarde siempre!

Ángel Gomera

domingo, 4 de noviembre de 2018

No te olvides de lo principal

No te olvides de lo principal


Aunque tengas innumerables éxitos en tu vida, no te olvides de lo principal!

A pesar de que estés obteniendo muy buenas cosechas de ganancias en tus negocios, no te olvides de lo principal!

Si el requerimiento de tu trabajo se hace más exigente cada día, no te olvides de lo principal!
Aunque tu vida social sea lo  más “interesante” y “divertida”, no te olvides de lo principal!

A pesar de las actualizaciones y multifunciones que posee tu dispositivo tecnológico, no te olvides de lo principal!

Aún cuando poseas un círculo de amistades que te celebran todo, no te olvides de lo principal!

Por más cargada que tengas tu agenda de  diversos compromisos, no te olvides de lo principal!

No obstante la tristeza te abate, el cansancio amilana tus fuerzas y el sufrimiento corroe tus huesos, no te olvides de lo principal!

Si alcanzaste el puesto anhelado y eres todo una “personalidad”, no te olvides de lo principal!

Si te encuentras abrigado ante las heladas frías de la vida, fruto del confort en que vives, no te olvides de lo principal!

Es que tu y yo  tenemos el más hermoso de los tesoros, con un valor que no conoce número que lo pueda cuantificar: La Familia, don maravilloso y especial de Dios.
Por lo que no permitas que nada ni nadie vulnere la estabilidad y felicidad de tu familia! Valorar la familia es nunca estar solo, es estar en un ambiente de seguridad, protegido en cada suspiro por el amor! Tu familia debe ser lo principal en tu vida, no permitas que las fantasías, las vanidades, el odio, orgullo, el resentimiento, el pasado, la prisa y lo superficial, haga fracasar lo que le da sentido al valor supremo de la vida! Tu familia! #MesdelaFamilia

Ángel Gomera

sábado, 27 de octubre de 2018

Tus siete!!!


Siete notas musicales de felicidad solfea mi corazón al contemplar con profunda devoción de gratitud, el pentagrama de un bello amanecer!
Siete maravillas del mundo, es admirar tu delicada y tierna sonrisa, la cual nos llena de plenitud y gozo!
Siete días de la semana celebramos la vida con tu presencia, llenando de riqueza infinita la bóveda del alma!
Siete dones santos cubren tu corona de princesa! Rosangelis, mi niña hermosa, tu eres de las siete bellas artes, la más esplendorosa y especial rosa de  la vía láctea! Tu creación es un regalo del amor de Dios en nuestras vidas. Por eso celebramos con mucho júbilo tus siete añitos, pidiendo a Dios que te conceda larga vida saludable, que cuide y guíe tus caminos y propósitos de vida! Sabes que te amamos más allá del amor que cabe en el universo! Feliz cumpleaños! Rosangelis Maria!!!

Ángel Gomera

jueves, 18 de octubre de 2018

Levanta tus manos

Levanta tus manos



Levanta tus manos cuando el sol de la vida brille con majestad y esplendor; pero también eleva tus manos cuando el cielo de tu existencia en determinados momentos, esté lleno de nubarrones grises.
Levanta tus manos cuando vientos huracanados de problemas agitan la quietud de tu mente y corazón, imposibilitando conciliar un dulce sueño; pero también levántalas cuando sople brisa suave de paz, esperanza y felicidad.
Levanta tus manos cuando tu cuerpo sonríe ante la salud; pero hazlo también ante la cruz de la enfermedad.
Levanta tus manos cuando llega el periodo de la escasez; pero también levántalas con fortaleza en el tiempo de la abundancia.
Levanta tus manos cuando te sientas orgulloso de aquel logro que tuvo tu hijo; pero también levántalas para comprenderlo y perdonarlo cuando tropezó con aquella piedra que nunca quisiste. 
Levanta tus manos cuando se han perdido las ganas y el empuje para avanzar en aquel propósito que te has planteado; pero recuerda elevar tus manos cuando las fuerzas han sido suficientes para concretizar tus sueños y metas.
Levanta tus manos por el canto del ruiseñor, por ese mar azulado, por ese río caudaloso que calma la sed de un alma sedienta, por ese bosque espeso de árboles que ríe a carcajadas el buen chiste de la lluvia; pero también eleva tus manos ante el cuadro triste de ojos apagados que no pueden percibir la belleza y grandeza de la creación.
 Levanta tus manos por ese buen puesto laboral que lograste, pero de igual manera cuando llegue la sombra negra del desempleo.
Levanta tus manos cuando te sientas aguijoneado por el filo de la traición; pero también álzalas cuando te abracen con sentido de lealtad y sinceridad.
Levanta tus manos por el gran tesoro de tu familia, quienes nunca te abandonan; pero asimismo levántalas, cuando en tierras lejanas, te sientes desconocido y en la soledad por el peso de la distancia. 
En fin, levanta tus manos en las buenas y en las malas, en las alegrías y en las tristezas, en tus éxitos y fracasos, en las victorias y derrotas; pero hazlo siempre con un corazón afianzado en la gratitud y la confianza en Dios Todopoderoso, quien te ama, y nunca te dejara solo, ni permitirá que tus manos bajen vacías.
Ángel Gomera

jueves, 7 de junio de 2018

No te preocupes mami…



No te preocupes mami…


Ligera llovizna envolvía la noche, en aquel lugar en donde el silencio sentado en una mecedora, fumando una pipa con anhelos de paz, luchaba por mantener la calma ante el intenso y apasionado canto coral de distintos grillos, que elevando su cri – cri con tanta frecuencia, pretendían no importunar la noche, ni mucho menos impregnar aires de complicidad, ante el llanto amargo de una mujer, que momentos antes había sido golpeada por su esposo; de ninguna manera eran sus intenciones, sino más bien, querer transformar aquel lúgubre momento.

Días antes, a ese hombre, se le había acercado alguien, a invitarle a una charla que versaba sobre el amor en la familia y el matrimonio; este negándose respondió: para que ir, si él estaba bien. En otro momento cercano a ese triste acontecimiento, también se le había invitado a un taller sobre resolución de conflictos en la familia, cultura de paz en el hogar y manejo de ira, y de igual manera con un ejercicio de soberbia y egocentrismo dijo: ¡que para qué! Si él lo hacía bien, y además que le iban a enseñar.

 Lo lamentable es que él se creía que lo estaba  haciendo tan bien, aunque quizás nunca se imaginó  que su oropel machista era observado muy de cerca por su hijo más pequeño de apenas seis años, quien reaccionando al tratar de consolar a su madre, ésta hecha un río de lágrimas negras y atiborrada de  sufrimientos, a causa de aquel infame que en vez de colmarla de felicidad y amor, marcaba su vida con el dolor y la desesperanza,  le dijo sin timidez ninguna con un vaso de agua en sus manitos: toma mami y no te preocupes que cuando yo sea grande voy a matar a mi papá! Pero ese hombre envuelto en su altivez,  con ínfulas de un ¨todo lo sabe¨, a lo mejor dejándose arrastrar por un pasado amargo e infausto, repetía y repetía que él vive bien, pero dentro de unos años va a tener que defenderse de su propio hijo. Es que tal como bien expresa San Agustín de Hipona: ¨La soberbia no es grandeza, sino hinchazón; y lo que esta hinchado parece grande, pero no está sano¨.

No reconocer la soberbia conlleva a destruir tu propia vida y las de los que te rodean. Por lo que una actitud valiente, inteligente y humilde, es procurar la ayuda oportuna que te direccione al mundo de lo racional.

Cuantas historias así, se están escribiendo en nuestra sociedad día tras días, llenando de vacíos y llagas de grandes dimensiones emocionales a hijos convertidos en victimas por una paternidad irresponsable, y  con la posible amenaza de que repliquen esos patrones, de no ser intervenidos a tiempo con procesos restaurativos. Esto se convierte en un desafío apremiante de todos y todas, por lo que es deber involucrarnos de la mano con políticas públicas definidas, integrales y permanentes en el ámbito familiar.

Ahora bien, para que los diseños de esas políticas tengan resultados efectivos y eficaces, debemos como ciudadanos de manera particular, asumir el compromiso ineludible ante el estado y la familia, de ser garantes de una educación en valores partiendo de su vivo ejemplo, sin nunca olvidarnos que como dijo Sigmund Freud: No creo que haya ninguna necesidad más grande en la niñez que la de la protección de un padre.

De ahí que como progenitores es necesario  cuidar nuestros pasos, si nos desviamos del camino, rectificar a tiempo, si un pasado se interpone, romper la atadura y agarrarse del presente con miras al futuro, siempre estar dispuesto a escuchar para comprender sin validar los pretextos, saber que tengo el poder de influenciar positiva y negativamente en aquellos seres que están pisando mis huellas y recordar que sin tener la capa de Superman siempre podrás ser el héroe que esperan los tuyos. ¡Ama y así no te preocuparas!

Ángel Gomera



martes, 29 de mayo de 2018

A ti madre



A ti madre! Abrigo de mis desconsuelos! Faro que siempre me ha guiado en los mares de la vida al puerto del bien! Heroína de mis naufragios y fans de mis aciertos! Manantial cristalino e inagotable de amor! Tú regazo es un refugio de santidad y felicidad! Te amo madre mía!

lunes, 12 de marzo de 2018

¡Papi! Y lo vas a matar…


¡Papi! Y lo vas a matar…

Sosteniendo una amena y entusiasta conversación con un buen amigo en una mañana cualquiera, con temas diversos de la vida, interesantes por supuesto, en donde la complicidad  de un rico café, con su aroma tan exquisito y cautivante nos hacía compañía agradable por demás; me comentó éste, de una triste e impactante experiencia que vivió en unas de las calles o avenidas de la ciudad; nos relataba el mismo que, conduciendo su vehículo tuvo una leve colisión o siniestro vial sin importancia con otro vehículo, en donde el otro conductor se desmontó inmediatamente a observar la magnitud de lo sucedido, y él lo que atinó fue a tomar su arma de fuego y manipularla; sumergida su actitud en una nube grisácea de arrebato emocional sin discernimiento, dispuesto a una pelea o confrontación de la que no podía perder; pero entonces algo inesperado aconteció y fue el surgimiento de una voz tierna e ingenua que desde el asiento de atrás del vehículo, exclamó unas palabras milagrosas y oportunas para aquel momento que avizoraba un ambiente de fracaso mayúsculo, cuando dijo aquella niña que le acompañaba, su hija de seis años: ¡Papi! Y tú lo vas a matar…
Luego de haber escuchado esas frasecitas tan cortas o simples, pero tan contundentes y de un enorme peso de mediación, que le hizo conmover y estremecer los cimientos del corazón; aquel hombre volviendo en sí, mirando las pupilas dilatadas por la impresión repentina, pero con la autoridad decidida de un fulguroso brillo de paz que emanaban de los ojos de su hija, muy avergonzado por el mal ejemplo de su actuación, puso en marcha el  serenar aquellos vientos tempestuosos y violentos que se abatían en su mente, procediendo  a sacar la bala de la recámara, guardó ese instrumento de muerte y muy acongojado tomó una soberana decisión que aún permanece en su vida actual, y es jamás volver a portar un arma de fuego, pero sobre todo  trabajarse a sí mismo, para evitar repetir episodios  amargos como el vivido.
Si observamos nuestro diario vivir, este tipo de comportamiento, se ha convertido en epidémico con réplica profunda y preocupante en el tejido de nuestra sociedad, y es que historia como ésta,  ocurren con mucha frecuencia, pero con la triste diferencia de finales trágicos muy lamentables, fruto del irracional uso de la violencia no importando su tipo, en donde en muchas ocasiones no se dejan guiar de su voz interior, ni de alguien que les haga recapacitar a tiempo ante el encendido de esa mecha corta tan explosiva, que solo desenfoca la brújula de la vida y nos coloca como país  en el feo sitial de las estadísticas negras.
El síndrome de la prisa, el cual nos convierte en seres indiferentes y en la mayoría de las ocasiones  transgresores del orden, sumada a la conducta reaccionaria y hostil de actuar como caballo desbocado, nos conduce a la toma de decisiones apresuradas y riesgosas, muy distantes del respeto al valor supremo de la vida, el cual no puede ser vulnerado nunca y mucho menos por situaciones menores que pueden ser resueltas mediante el dialogo o un efectivo abordaje de la mediación de conflictos; por lo que es tiempo de dejar atrás las emociones sin sentido que solo conducen al abismo, recuerda que la vida está llena de conflictos, pero lo que realmente nos afecta no es lo que nos sucede, sino como reaccionamos ante lo sucedido.

Ángel Gomera

martes, 6 de febrero de 2018

Si hay tapón


Si hay tapón


En una conversación informal entre conocidos hablando sobre el tema de la familia, nos comentaba una pareja de esposos acerca de una pregunta que se les hizo a un grupo de alumnos de un colegio establecido en la capital, sobre el tiempo que les dedican sus padres como hijos; prácticamente la mayoría contestaron sobre la escasez del mismo que estos les dispensan, pero hubo un estudiante que respondió con cierta ironía, con aires de protesta y desgano, llamando  poderosamente la atención diciendo, que sus papas le dedican ¨quince (15) minutos y si hay tapón¨. Esta respuesta a pesar de estar revestida de un toque de humor, trae consigo un mensaje que urge de una profunda reflexión y  es un gran desafío para el ejercicio de la paternidad en la sociedad dominicana de hoy.
Estamos conscientes de lo acelerado que resulta vivir en estos tiempos, en donde las exigencias laborales son complejas y muy competitivas, es decir las obligaciones y ajetreos de los padres son muchas y absorbentes, hasta el punto que generan ciertos grados de insatisfacción e incertidumbre en los hijos; exponiendo ante los demas los solos que se sienten, como extrañan el poder estar con sus progenitores, conversar con ellos, el que estos les puedan ayudar o colaborar con sus tareas, verlos en las reuniones del colegio o escuela, recrearse o divertirse juntos; y estas ausencias generan en su interior vacíos de afectos que impactan en su desarrollo y crecimiento emocional, intelectual y espiritual, que pueden traer como consecuencias trastornos o fenómenos psicológicos, predecibles e impredecibles en el futuro; dicho lo anterior es que animamos el  brindarnos una mirada al respecto, que nos permita optimizar el tiempo que les estamos brindando a ellos, posibilitando asi una buena crianza plena y saludable.
De ahí es que se hace sumamente importante, organizarnos para equilibrar, acompañar y compartir con nuestros hijos; ya que esto, facilita y contribuye el conocerse mejor unos y otros, enriquece la comunicación, disminuye o evita las posibilidades de que extraños con malas intenciones puedan influenciar o tener control en ellos, además de que se fortalece la confianza con sus progenitores y estos sentirán su protección. Tambien se consolidaran los vínculos de amor, exponiendo con detalles tiernos y afectivos, la puesta en marcha de gestos, palabras edificantes y atenciones que blindaran ante los vacíos y dilemas de la vida, el corazón de nuestros hijos.
Sabemos que siempre será una preocupación mayúscula proveerle de la seguridad material, colmar las necesidades básicas, y  por eso nos enfocamos o basamos todos nuestros esfuerzos en amueblar el exterior de sus vidas, llenándolos o queriéndolos cubrir de comodidades, olvidándonos asi,  de que la prioridad o necesidad elemental es amueblar el corazón y la mente de ellos, asumiendo con plenitud y responsabilidad el rol  de ser padre.
Procurar la realización de nuestros hijos, siempre serán propósitos y sueños, por eso queremos y propugnamos por ser exitosos, muchas veces entrando en guerra contra el reloj, queriendo ser vencedores ante los molinos del tiempo, perdiendo de vista la verdadera razón o motivo por la que libramos nuestras luchas; es por eso que es oportuno reflexionar para no olvidar que: El éxito en tu vida no justifique el fracaso de tu familia.

Ángel Gomera

lunes, 8 de enero de 2018

Termómetro familiar


Termómetro familiar




Hace unos días atrás nos comentó una amiga a varios que nos encontrábamos reunidos como matrimonios, el resultado de una pregunta que le realizo a 41 estudiantes en la escuela donde labora. La pregunta a responder se trataba acerca de la opinión que ellos tenían sobre su familia, es decir como veían a sus padres o tutores con la que ellos convivían; y las respuestas de 40 de ellos  fueron diversas, preocupantes y de alertas a la sociedad, ya que desnudaron el interior de sus familias exponiendo con un lenguaje fuerte, llano y claro, las realidades muy crudas por las que están pasando o viviendo, fruto de la ausencia o el trato de algunos de sus padres o tutores, vacíos por la falta de afectividad y tiempo, maltratos, muestras de odios y resentimientos, rebeldías acumuladas por el estado de violencia de su hogar, agresiones y abusos, entre otras expresiones en donde se reflejaba el rostro triste del dolor. Solo un (1) estudiante hablo de manera favorable de su ambiente familiar, vale decir de sus padres.

Esta muestra constituye un termómetro de la descomposición o crisis que está padeciendo la familia, como célula fundamental de la sociedad. Sabemos que esto que estamos planteando, se ha venido discutiendo, hay muchos escritos al respecto, pero el problema no es solamente hablarlo o escribirlo, va más allá; de lo que se trata es de tomar acciones muy concretas en todo el orden y de manera integral, para que ese deterioro no profundice en un problema mayor llamado: la deshumanización.

Ahora cabe preguntarnos ¿por dónde empezar? Y la contesta es muy simple por ti, por mí, por nosotros, asumiendo cada uno el compromiso individual, colectivo y transformador del cambio. Es que para construir mejores sociedades, es necesario la construcción de mejores personas. Y esas personas que requiere la sociedad, que procura el cambio, emanan y se forman en el seno de una familia.

Por lo que, ese cambio para lograrlo es deber en cada de uno de nosotros, el propiciar un ejercicio sincero de reconocimiento interior, que nos lleve a identificar aquellas cosas que dentro de sí deben ser restauradas, porque para transformar se debe partir de su vivo ejemplo.

Logrado esto con esfuerzo y perseverancia, entonces nos lanzamos decididamente a la misión expresa de trabajar el interior de la familia, empezando a conquistar el perdón en aquellos miembros o integrantes que hemos lastimado con nuestras actitudes, posturas, descuidos, expresiones o palabras hirientes.

Para alcanzar ese perdón y reconciliación, es necesario una actitud valiente y humilde de dar el primer paso para hacer feliz a los demás; para esto debemos convertirnos en sembradores de las semillas del amor, siendo cuidadosos y prudentes con nuestros actos, gestos, sonrisas, miradas, palabras, escucha, atención, en fin con todos los detalles posibles que hagan de la familia un hermoso y reluciente jardín. 

De manera que, es importante al finalizar este mensaje que reflexionemos juntos, haciendo uso del termómetro familiar lo siguiente: ¿Que piensa o qué opinión tiene tu familia de ti?


Ángel Gomera