martes, 21 de marzo de 2017

Una primavera por la paz

Una primavera por la Paz

La primavera es un buen tiempo, que recibe al año con gran esplendor de vida y belleza, en donde se conjugan sentimientos y emociones inspirados en una naturaleza que expresa con colores y alegrías su pincelada celestial. Es decir, pone al descubierto el alma bella de la creación, recreando y galanteándonos con espectáculos impactantes, exuberantes y diversos, cada uno con su toque especial y de magia sin trucos.

Todo esto lo podemos observar en el verdor reluciente de los pastizales y de los árboles que sonríen con oxígenos de esperanza; en el florecimiento perfecto de las flores que exhiben sus vestiduras de multicolores y aromas ; en el revolotear romántico de las mariposas que caen rendidas de amor ante la picardía del polen de una dulce flor; en las copiosas lluvias que se hacen más abundantes y provechosas; en  las aves que salen de compras por plumajes nuevos y vistosos al último grito de la moda; en los animales que se dejan ver con sus crías y en aquellos que despiertan luego de un tiempo de hibernación.

La primavera es vitalidad y luz, es un decirle ¨hasta aquí¨ a los días grises y fríos del invierno. Es  aplaudir cada mañana la salida de un sol que despierta más temprano en la aurora de la vida. Por lo que esta estación nos ofrece la oportunidad del cambio y de un relanzarse a conquistar aquellas luces que han de alumbrar el caminar. Este punto es importante tomarlo en consideración, y es que siempre vale la pena detenerse a rectificar, no dejando que lo inestable de las emociones nos conduzca a lugares oscuros y a comportamientos que provocan aridez en nuestras vidas y en las de los demás. Porque así como en esta época vemos o hablamos de tantas maravillas, también observamos el despertar de aquellas emociones o pasiones que tienden a llevarnos a ciertos desordenes y posturas agresivas, violentas e irritables,  que causan perjuicios lamentables en el tejido social.

Ese actuar con baja o escasa inteligencia emocional, deviene en resultados reactivos y explosivos, donde no se mide el nivel de consecuencias, es lo que se denomina como el síndrome de la ¨mecha corta¨. Nuestra sociedad está viviendo ese flagelo con metástasis en la familia, en el matrimonio, escuela, en el tránsito, en los condominios o vecindad, en los jóvenes, en todo el orden social; por lo que requerimos declarar y trabajar una primavera por la paz.

Una primavera por la paz, consiste en aprovechar esta época para fortalecer la conciencia ciudadana de que todos pertenecemos a la gran y única familia de la humanidad,  por lo que precisamos disponernos a romper los muros de la indiferencia y del individualismo. Para eso cada uno de manera particular debe asumir su compromiso de contribuir a derribar esas barreras que nos dividen, y que crean tantos eventos conflictivos y de violencia. Ese reconocimiento sincero alimentara con tus actos la convivencia pacífica que anhelamos como sociedad.

Una primavera por la paz, es colocar en vez de la violencia y el mal vivir, la promoción y los fundamentos de una cultura de paz, el dialogo, el respeto, la tolerancia o la capacidad de soportar las controversias y diferencias. También es la búsqueda del perdón y la reconciliación más allá de los prejuicios, las exigencias previas y el orgullo.

 Es necesario llegar a la urgente conclusión personal de que ya basta de ser, o tornarnos  en amenazas a la paz. Si no alimentamos la paz interior en nada contribuiremos a la paz social, porque nadie puede dar de lo que no tiene. Por eso el sentido de responsabilidad colectiva llama y nos invita a la apertura, al cuidado y al amor entre unos y otros. Las generaciones venideras esperan por nuestro sentido de historia, aprovechemos el buen vivir y dejemos como legado para una eterna primavera: La Paz.


Lic. Ángel Gomera

lunes, 13 de marzo de 2017

Mostró ante mi su gloria

Mostró ante mi su gloria
Mateo 17, 1-9

El ser humano libra en su interior un fuerte combate espiritual entre el bien y el mal,  alimentado en muchas ocasiones por fenómenos o luces fantasiosas del exterior, que inducen a vivir una existencia superficial y sin contenido. Si asumimos esta actitud colocamos nuestra vida al borde de un acantilado peligroso,  que nos pone en riesgo de sucumbir ante el abismo oscuro y sombrío del relativismo, en donde solo existe confusiones, llantos, desconsuelos, frustraciones, miedos y vacíos; haciéndonos perder el horizonte de la esperanza y del valor de la dignidad que Dios nos ha provisto. Es que fruto de esa rutina diaria, mecánica y sin profundidad, tendemos a ser muy flexibles y dispuestos a las tentaciones y seducciones del maligno; proceder este, que tiende a hacer pedazos todo tu metro cuadrado: familia, matrimonio, trabajo, empresa, amistades y hasta la vida misma.
De ahí pues, que este evangelio de manera impresionante y hermosa, nos revive de manera personal el momento en que Jesus nos hizo el llamado, es decir, nos escogió por nuestro nombre y apellido, para que vivamos esta espectacular y esperanzadora aventura del verdadero amor que nos lleva a la felicidad y a una vida plena; del mismo modo que lo hizo con Pedro, Santiago y Juan.
Apreciar este pasaje bíblico me hizo rememorar que Cristo, el Hermano Mayor, al igual que esos discípulos, me tomo por la mano con tierna delicadeza y me aparto del mundo, llevándome al monte más alto del cursillo de cristiandad a vivir un dichoso y afortunado fin de semana, que impacto de manera favorable en mi corazón, ya que El mostró ante mis ojos su gloria, transfigurando mi ser y dándome la oportunidad de sumergirme en el manantial de su gracia.
Tuve el privilegio de contemplar su rostro misericordioso en el Santísimo, en donde me susurro en aquel divino silencio, no tener miedo ante los tantos desafíos, sufrimientos y desiertos, ya que nunca me dejara solo y en El siempre habrá victoria. Por lo que de inmediato me alentó a levantar el vuelo con firmeza y alegría en el cielo amplio y azul de la vida con entrega, ilusión y espíritu de caridad. Claro está, sin abandonar la oración, como herramienta vital para perseverar en el camino de la fe. Amigos (as), el apartarnos, orar y escuchar nos permite conocer y amar con intensidad a Dios. 

Angel Gomera

#749

miércoles, 1 de febrero de 2017

En Valverde Mao



Reunión la Mag. Sonia Espejo y equipo, impulsando de Conflictos  y el Lic. Ángel Gomera, Director General  del Sistema Nacional de Resolución de Conflictos (SINAREC)





Esperar un Milagro


   Esperar un milagro




El ser humano siempre anda en busca de ese milagro que en término personal le impacte  favorablemente y que el mismo  le haga sentirse realizado a plenitud. El problema es que en muchas ocasiones cuando ese milagro que esperamos se retrasa o no llega, tendemos a considerarnos seres defraudados y nos desesperamos de tal manera que convertimos nuestra existencia en un muro de lamentaciones, llantos y desconsuelos;  provocando dicho proceder sentimientos de derrota y un empantanamiento de nuestros sueños, propósitos y metas a alcanzar.

Todo esto ocurre porque siempre aspiramos a la realización de cosas extraordinarias, sin detenernos a valorar los tantos milagros que en cada momento suceden, pero que por ser ínfimamente pequeños, y a lo mejor muy lejos de fantasías no le prestamos la mínima atención.

Es que muchas veces llegamos a creer única y exclusivamente que el inmenso “yo” es el único competidor en la carrera de la vida, que todo debe girar en torno a mí y para mí, es decir que el milagro tendrá significación e importancia si siempre beneficia a mi persona. Esta actitud de inmediato debemos calificarla de equivocada, ya que esta revestida de un  barniz muy egocentrista, limitado y carente de buen vivir;  por lo que de no reflexionarse a tiempo y producirse los ajustes de cambios requeridos, nos podría conducir a vacíos existenciales, y esto es muy peligroso.

Entendido lo anterior, luego de haber analizado y reconocido con profundidad el verdadero sentido de mí, hacia los demás,  debo llegar a la razonable conclusión que un proceder mío puede afectar negativa o positivamente a quienes me rodean. Es que todo ser humano es un ente social que necesita de la interacción con el otro, aquí no cabe predestinarse a vivir en soledad, ni mucho menos ignorar a quienes me rodean, porque sencillamente tu existencia que está concebida a dar frutos, padecerá de una esterilidad provocada que te ha de conducir a una vida sin historia, sin huellas ni recuerdos.

Es que para producir frutos debemos asumir compromisos, que harán de cada momento una maravillosa oportunidad de ser generadores de milagros, sin tener que preocuparnos por realizar cosas extravagantes, sino más bien estar dispuestos a brindar detalles o pequeñas cosas, que para ti pueden resultar irrelevantes, pero que a los ojos de los demás serán visto como un pedacito de cielo. Y es que tú puedes ser un milagro para el otro, no tienes que ir lejos, solo basta enfocarte en tu alrededor, cada realidad cruda, rostros de necesidad, llantos sin consuelo, sed de afectos, desalientos sin apoyo, suspiros sin esperanza, miradas sin horizonte, caídas sin socorros… Todos estos episodios esperan de un milagro. ¡Se tú el milagro!



Angel Gomera

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Un regalo de Diciembre

Hoy los mares traen consigo olas de alegría! La lluvia baila un merengue típico con el arco iris! El sol comparte con sus amigos helados de fresa! Las estrellas del firmamento se visten de payasos con sonrisas de esperanza! Las montañas disfrutan algodón dulce con las llanuras! La luna se deja pintar carita feliz en su rostro!  Y los ríos comen palomitas de maíz con los manantiales! Y todo esto sucede por ser el cumpleaños de un ángel que Dios nos regalo: ÁNGEL DAVID GOMERA THEN. Hijo mío te amo tanto y tanto que hasta los poros palpitan en ayuda a un corazón jubiloso! Bendito seas por siempre pedacito de nuestro ser! Felicidades!

sábado, 26 de noviembre de 2016

lunes, 14 de noviembre de 2016

Reforestemos a la Familia

Reforestemos a la Familia


La conservación del medio ambiente y los recursos naturales, es vital  para la vida en el planeta; De ahí es pues que, reforestar, es un ejercicio con alta dosis de compromiso y de conciencia ciudadana que ayuda a fomentar el cultivo de nuevas esperanzas, como también el fortalecer la cantera de los valores requeridos para la sana convivencia humana.

En la República Dominicana se están realizando ingentes esfuerzos para reforestar superficies que han sido devastadas por intereses y manos viles, que no se detienen ante el llanto amargo de los cauces de los ríos que languidecen cada vez más por tan aviesos despropósitos, de las montañas que gritan de dolor por la pérdida de su  verde cabellera, del cantar triste de las aves que enlutan ante la destrucción de su hábitat; y de una amada tierra que con tanto deseos de parir vida, está pariendo sufrimiento por la manera en que estamos envenenando sus entrañas.

Pero bueno, lo importante es que existen planes y programas concretos por parte de instituciones públicas, privadas, organizaciones sociales, comunitarias, eclesiales y empresariales que procuran dar respuesta a esta necesidad, promoviendo la recuperación, preservación y cuidado de la naturaleza, así como también trabajando por lograr una fidedigna concienciación ambiental.

Ahora bien, aprovechamos este mismo sentir, para elevar el clamor de que también debemos reforestar a la familia. Todos estamos conteste que plantar un árbol es un ponernos en contacto íntimo con la creación; de ahí es que cuando vemos a nuestros hijos involucrarse en plantar, regar y cuidar una planta, nos llena de profunda satisfacción y emoción, porque esta acción es un puro ejemplo del amor que debemos impregnar a nuestro entorno.

¿Y entonces, de que se trata reforestar a la familia? Estamos conscientes que la familia, como célula básica de la sociedad, está pasando por fuertes desafíos, retos y enfermedades que amenazan la salud de su estructura, integridad y estabilidad;  provocando esto, ciertas preocupaciones en cuanto al mantenimiento de la paz social, la seguridad de la ciudadanía, el futuro de la humanidad y la esperanza de un mundo mejor.  Podríamos afirmar en ese sentido, que la familia está sufriendo una terrible deforestación de valores en lo más profundo de sus valles y montañas,  por lo que llama a la urgente necesidad de abocarnos a la elaboración de un plan estratégico estatal, de impulso y promoción de políticas públicas de familia, que  procuren  fortalecer y reforestar las cuencas hidrográficas del seno o núcleo familiar.

Para esa gran siembra de valores debemos habilitar cuantos viveros sean necesarios, que produzcan y provean las plantas requeridas, que han de servir a la efectividad y consecución de esta iniciativa nacional. Así como también, sumar e involucrar a todos los sectores y actores sociales, dispuestos a trabajar de manera coordinada y sin dispersión de esfuerzos.

Cabe señalar que para el éxito de dicha campaña se requiere hacer uso de las especies de plantas endémicas y nativas ricas en valores, para repoblar aquellas áreas en el ambiente familiar afectadas por el uso indiscriminado y que se encuentran amenazadas a extinguirse.
Definidas las mismas, procedemos entonces a la ejecución de dicho plan, sembrando los valores que a continuación mencionaremos, los cuales servirán como herramientas o piezas claves para la conservación de la flora en el seno de las familias:

v  Pino Criollo de la Integridad.
v  Palma Real de la Humildad.
v  Ébano Verde de la Esperanza.
v  Guayacán de la Fe.
v  Caoba del Compromiso.
v  Almacigo de Honestidad.
v  Olivo – Aceituno de Paz.
v  Avellano Criollo de Empatía.
v  Roble de la Justicia.
v  Ceiba de Solidaridad.
v  Cedro de Amor.
v  Abey de Respeto.
v  Flamboyán Amarillo de Cortesía.
v  Rosa de Bayahibe del Perdón.
v  Almendro de la Gratitud.
v  Higüero del Optimismo.
v  Gri Gri de la Alegría.
v  Caguey del Esfuerzo.
v  Sabina del Dialogo.
v  Guanito de Paya de la Paciencia.
v  Cotoperi de la Felicidad.
v  Bambú de la Responsabilidad.
v  Nogal de la Tolerancia.
v  Caobanilla de la Amistad.

Esta gran obra de desprendimiento humano rebosante de profundo amor, garantizará la preservación del agua que da vida a todas las familias de nuestra amada tierra. Entonces, amigos y amigas, no desmayemos en reforestar con los valores a la más dulce, delicada y esplendorosa creación de Dios: La familia.

¡Reforestemos a la Familia!


Lic Ángel Gomera
Director General  del Sistema Nacional de Resolución de Conflictos (SINAREC)

  

jueves, 20 de octubre de 2016

Aquel Dia



Todos tenemos en la vida momentos que son únicos, especiales e inmensamente llenos de tan gratos recuerdos que el rememorarlos es como volver a vivir. Por eso cuando en el año nos llega ese dia, lo celebramos y disfrutamos con tanta plenitud que regocija cada rincón del alma. En el contexto de este sentir, pongo de manifiesto lo que en mi vida aconteció un 20 de octubre:
Aquel dia hace once años, amaneció con cierto toque de esplendor; claro sin dejar de reconocer, que brisa
s ligeras de nervios abatían con cierta sutileza de ansiedad mi quietud.

Y asi como avanzaba el dia, para llegar al momento pautado y esperado, mi ser estaba siendo invadido por maripositas invisibles con una multiplicidad asombrosa de colores de alegria y felicidad. Entonces llego la hora donde el mismo Dios nos recibía en el altar con una sonrisa tan universal, acogedora y tan llena de complicidad, y lo mas hermoso fue verlo aplaudir con tanta emocion divina, porque ante su presencia estábamos dos seres que fruto de su infinito amor y misericordia habíamos decidido unir nuestras vidas para toda la vida sujeto a su bendición y designio. Fue ese 20 de octubre que Dios me otorgo el más bello de los regalos, una rosa de belleza inigualable con dulce aroma de dicha, bienaventuranza y amor: ROSALIS.

Tu has sido y serás la decisión mas acertada de mi vida; eres música que envuelve mi alma; eres la poesía de mis suspiros, eres la danza que baila mi corazón; eres la única canción mas sonada en la emisora de mi ser; eres mi complemento y mi bendición.

Feliz Aniversario de unión matrimonial!
Te amo y te amare por siempre!

Juntos hasta la ancianidad


Tu Ángel Gomera

jueves, 13 de octubre de 2016

Hacia una navidad posible



Hacia una navidad posible



Se acerca el periodo navideño, y asimismo nos envuelve el pensamiento de que el tiempo va muy rápido, podríamos pensar que fue ayer que celebramos una navidad y cuán rápida llegó otra.

Es que la vida la estamos llevando tan de prisa que a pesar de ser protagonista en este dichoso devenir de nuestra existencia, nos dejamos enredar en una rutina tan mecánica que no reparamos en detenernos a apreciar tantos y hermosos detalles que a diario se pasean con nosotros, más sin embargo no lo vivimos; por eso en muchas ocasiones nos atrevemos a decir con cierta altivez de justificación de que ¨el tiempo vuela¨. Y seguirá volando si a nuestra vida no le damos el debido contenido que posibilita la edificación de una vida más fecunda, provechosa y con aires frescos de felicidad.

La navidad no está exenta de ese toque de afán cotidiano con que queremos llevar la vida en todo el año; más bien por preparar dicha celebración nos aceleramos de tal manera que le hemos quitado el verdadero sentido que reviste esta época. No obstante lo anterior, pensamos que estas navidades tenemos la oportunidad de celebrarla con gestos y actitudes que llenen de luz los diferentes ambientes en donde interactuamos, doblegando ese apresurar las cosas que muchas veces nos conduce a un mundo de indiferencia y de aridez humana, para eso debemos disponernos y habilitarnos a compartir las siguientes expresiones de una navidad posible.

¡Un perdón que unifica y libera!
¡Un buen ejemplo que ilumina y se imita!
¡Un te quiero que cae en el corazón, cuan si fuese un rocío en la mañana!
¡Un buen deseo que se convierte en eco de esperanza!
¡Un abrazo que aprieta con felicidad!
¡Un aprender a compartir  con los que menos tienen!
¡Una vida que respeto y valoro!
¡Un testimonio con frescor de justicia y aliento de tolerancia!
¡Una copa de vino en la mesa cuyo aroma nos envuelve en una inspiración poética de paz!
¡Una sonrisa que apunta a la felicidad!
¡Un pan que se da sin esperar nada a cambio!
¡Un abrigo con textura de ternura que nos cobija de las heladas del desafecto!
¡Un árbol con luces centelleantes de alegría!
¡Un corazón convertido en el pesebre santo del amor!
¡Un nacimiento de un Niño que no se olvida y se vive! 

Preparados entonces, a recibir en nuestra casa interior el Nacimiento del Niño Jesús, para que tengamos las mejores navidades de nuestras vidas y que solamente sean superadas por las sucesivas navidades de los tantos años venideros que nos corresponde vivir.


 Angel Gomera


lunes, 3 de octubre de 2016

Es tiempo de dialogar

¡Es Tiempo de Dialogar!



El ser humano, por ser un ente social está llamado a vivir en sociedad, el relacionarse con lo demás es fundamental para la vida misma, su interacción es parte esencial para su bienestar, salud y desarrollo, ya que el aislarse constituye una afrenta a su propia existencia. De ahí es pues, que estamos llamados a convivir para vivir mejor, alimentándonos cada día con dosis de buen trato y humanidad; y sobre todo reconociendo que  somos diferentes y que nos necesitamos los unos a los otros.

El ser diferentes no significa que debemos vivir en la paranoia de un competir salvaje o un lastimarnos hasta destruirnos; más por el contrario, nos debe motivar a afrontar juntos constructivamente esos desafíos y peligros que a diarios debemos rebasar, propiciando un cambio de actitud en nosotros, que evite el asumir  comportamientos que sean una amenaza seria y corrosiva a la convivencia. Y es que el ser humano en este peregrinar terrestre, fruto del tener que convivir recíprocamente, se verá siempre expuesto a dificultades, penurias e incordios, que atará su existencia al mundo complejo de los conflictos.

Los conflictos son parte de la vida misma de la persona y hasta nos atrevemos a decir, que le dan sentido a la vida. Pero tendrá sentido, si la persona en ese relacionarse y actuar, a pesar de su resistencia y antagonismo con el otro, asume como respuesta el construir un estilo de vida que le aleje de la cultura de la violencia, tan promovida en nuestros contextos, buscando como aliada estratégica la herramienta del diálogo, lo que facilita encontrar aquellos puntos o elementos convergentes dentro del vendaval de las contradicciones y divergencias.  

Es que la violencia siempre será una respuesta equivocada e inoportuna, pero que lamentablemente en estos tiempos está siendo muy utilizada en los diferentes ambientes en donde nos desenvolvemos, sin medir las consecuencias y los estragos que está causando en el tejido social.

En nuestro país observamos con mucho pesar que en un condominio de clase media- alta, por un parqueo se pierde una vida; que por un percance en el tránsito por leve que sea, se agrede físicamente sin vacilación y sin mediar palabras a la otra persona; que en las calles nadie quiere ceder el paso, porque al parecer la prisa es más importante que el valor del respeto y la dignidad humana. También vemos con preocupación, ciertos debates en los medios, que utilizando un lenguaje rancio y agresivo, te arrastran si te descuidas a posturas agrias y malhumoradas; de igual manera contemplamos que el interactuar en un residencial o vecindad está opacado por el desconocerse y la frivolidad, que hasta muchas veces resulta más fácil realizar un viaje al planeta Marte, que el ir y visitar el vecino que está al lado, y todo esto por no socializar.

En ese mismo orden vemos con gran inquietud, individuos que salen a recrearse a lugares de diversión con la ropa puesta del pleito y la discordia, en lugar de centrarse en el disfrute y el compartir; familias que lejos de educar para el diálogo, se han convertido en aulas del mal vivir, enseñando a gritar en todo, a lastimarse sin consideración con palabras cargas de todo color y hasta pegarse sin límites, ni medir resultados colaterales; matrimonios que por no comunicarse de manera asertiva y eficaz, prefirieren que el cáncer del divorcio hiciera metástasis en su unión de amor; ciudadanos que ante situaciones menores y sin complicaciones, prefieren un litigio tedioso y costoso que un buen diálogo reparador; individuos que vierten todo cuanto le ocurre en las redes sociales, porque creen que en ese mundo cibernético desconocido están sus verdaderos amigos.

De todo lo expuesto anteriormente, hemos llegado a la conclusión de que “es tiempo de dialogar”, ya que es vital para la convivencia humana, pues no hay otro modo de articular proyectos comunes y de sumar las ideas, aportes, experiencias y conocimientos de todos, sino es por el diálogo. El mismo es tan enriquecedor, ya que da cabida a derrumbar muros y hacer posible la reconciliación. Sin el dialogo y la comunicación, como dice el escritor Carlos Fuentes, “no hay desarrollo y futuro, nos aniquilamos y perecemos; donde no hay comunicación y dialogo, uno se atrofia, al carecer del aire fresco para respirar (para vivir), y termina uno corrompiéndose, en todos los sentidos”.  

Todos queremos convivir en paz y en armonía, es un anhelo, pero siento que estamos dedicando más energías y tiempo en reclamar o exigir derechos, lo cual no es malo; siempre y cuando pongamos el mismo interés en asumir nuestros deberes. Gandhi, lo explica claramente diciendo: “Si vienes a reclamar tus derechos, conoce primero tus deberes. La verdadera fuente de los derechos es el deber. Si todos cumplimos nuestros deberes no habrá que buscar lejos los derechos. Si, descuidando nuestros deberes, corremos tras nuestros derechos, estos se nos escaparan como un fuego fatuo. Cuanto más lo persigamos más se alejaran”.

Vivir en un mundo carcomido por el odio, el egoísmo, la intolerancia, el resentimiento y las divisiones, no es la meta a perseguir, es lo que debemos detener; de ahí es que el deber llama, a que con nuestras actitudes oxigenemos con aires de sosiego y unidad nuestra sociedad.

El dialogo es un gran purificador de cualquier ambiente, podrá resultar difícil efectuarlo, si se realiza en una atmosfera cargada de heridas  o recelos, no obstante siempre será una excelente oportunidad para abrir pasos hacia el camino del perdón y la edificación mutuaPor eso debemos aprender a dialogar, respetando las opiniones ajenas, no imponiendo las nuestras, ni querer avasallar, ya que lo que se trata es que a través del intercambio de impresiones positivas en un ambiente cálido y agradable,   traiga consigo conclusiones útiles, que nos ayude a crecer personalmente, sin vencidos  ni vencedores, sino un ganar – ganar en ambas direcciones.

Tenemos que cuidar en no reducir el dialogo a un elemento táctico, ni mucho menos a un recurso cortoplacista, destinado solo a resolver dificultades o desavenencias coyunturalmente; sino a un mecanismo eficaz, sabio y permanente que inspire cada decisión o acción de los ciudadanos, sin importar su status o condición social, ideológica o política, en pro de fortalecer la democracia, la convivencia pacífica, la cultura del encuentro  y sobre todo la paz en todos los escenarios de nuestras vidas, porque ¡Es Tiempo de Dialogar!


Lic. Ángel Gomera


miércoles, 21 de septiembre de 2016

Día Internacional de la Paz

Día Internacional de la Paz



La Asamblea General de las  Naciones Unidas declaró, mediante la resolución 36/67 del 1981, que el tercer martes de septiembre, día de apertura del período ordinario de sesiones de  dicha asamblea, sea proclamado y observado oficialmente como Día Internacional de la Paz; sin embargo es el 7 de septiembre de 2001 en la resolución 55/82 que se decide fijar el 21 de septiembre como  fecha que se señalará a la atención de todos los pueblos para la celebración y observancia de la paz.

En ese sentido cada año, muchas instituciones públicas, privadas, organizaciones sociales y   ciudadanos del mundo rinden homenaje a la paz con la realización de diferentes eventos que hacen del 21 de septiembre un llamado a ser generadores de esperanzas y  sueños; sembradores de ideales de paz en cada mente y corazón que se encuentra convulsionado por los conflictos; a demostrar sin cansancio que las actitudes beligerantes y agresivas no producen soluciones, sino más bien, sumergen en el atraso, la miseria y el dolor a los pueblos, en que se hace necesario el impulsar un abrazo fraterno y de reconciliación entre las naciones en controversias bélicas; a dejar de lado las ambiciones sin límites de poder que tantas destrucciones causan en la humanidad; y a reflexionar con transparencia y sinceridad en aquellas cosas negativas que debemos transformar en la casa interior, para luego así, ser fermento saludable en los distintos ambientes en donde nos desenvolvemos cotidianamente, haciendo eco de aquella hermosa frase de Pablo VI cuando nos dice que “la paz comienza en el interior de los corazones”.

Ahora bien, somos de opinión que aunque se ha establecido ese día para celebrar el cese de las hostilidades y la promoción de las resoluciones pacíficas de los conflictos en todas las naciones y todas las personas, no debemos circunscribirnos única y exclusivamente a esa fecha, ya que cada día de nuestra existencia terrenal nos ofrece una oportunidad para trabajar con ahínco en el establecimiento, mantenimiento y consolidación de la paz, como un valor fundamental. Y es que “la paz no es solamente nuestro objetivo final, sino también la única manera en la que lograremos nuestro objetivo” (Martin Luther King).  

Por lo que si queremos trabajar una paz duradera, necesitamos enfocar todos  nuestros esfuerzos en no ser indiferentes e insensibles ante el rostro amargo e inhumano de la pobreza, la desigualdad social, las enfermedades, la degradación de los recursos naturales, la corrupción, la criminalidad, el racismo, la prostitución, el narcotráfico, la explotación del ser humano, el desempleo, entre otras crudas realidades; constituyendo éstas, en desafíos y retos tan tormentosos para la implementación y concretización de una cultura de paz,  ya que se convierten en reproductoras gravosas y compulsivas de los conflictos, y que entonces, de no prestársele la debida atención y seguimiento surgen con ebullición y furor los brotes de las distintas manifestaciones de violencia que tantos estragos están causando en el tejido social.

Es por esa razón, que cada estado, país, incluyendo el nuestro, República Dominicana, requiere con urgencia el planificar, desarrollar y aplicar políticas públicas preventivas efectivas y permanentes, tendentes a garantizar la construcción de una conciencia colectiva comprometida en la promoción de una educación en valores para la paz, con la debida articulación e involucramiento de todas las fuerzas vivas de la sociedad.

La UNESCO, en su documento titulado: La educación para la paz, los derechos humanos y la democracia, plantea que educar para la paz “consiste en fomentar la capacidad de apreciar el valor de la libertad y las aptitudes que permiten responder a sus retos. Esto exige la preparación de los ciudadanos para que sepan manejar situaciones difíciles e inciertas, prepararlos para el ejercicio de responsabilidades individuales. Todo esto unido al reconocimiento del valor del compromiso cívico, de la asociación con los demás para resolver problemas y trabajar por una sociedad justa, pacífica y democrática”. De esto resulta que como estado debemos propiciar una alianza estratégica y robusta con los medios de comunicación, los cuales ejercen una poderosa influencia en las mentalidades, conductas, comportamientos y normas de los individuos, a los fines de potencializar y difundir mensajes, cuyos contenidos e informaciones  promuevan una vigorosa cultura de paz, que parta del respeto a la vida y el cuido celoso de la dignidad humana.

En fin trabajar la paz es una tarea compleja, pero no imposible; más bien constituye un reto de suma necesidad que no podemos postergar más su discusión, análisis y las respuestas efectivas requeridas, ya que los niveles de percepción en cuanto al avance de la cultura de violencia llama a la preocupación, y sus resultados están afectando con furor radiactivo a las familias dominicanas; por lo que urge fortalecer la construcción de una voluntad política sólida y dispuesta a ejercer ese cambio indispensable,  que posibilite el transformar esa realidad; sin prisa, pero sin pausa y ni titubeos,  más sin embargo, con la resuelta decisión de que no solo libraremos esa batalla, sino que ganar es la meta: a la injusticia y a la opresión; a la intolerancia y a la discriminación; a la ignorancia y a la miseria, es decir a todo tipo de violencia sea individual o colectiva.

Para ganar la paz hay que educar para la paz, tomando en consideración lo que escribió Johan Galtung, cuando dijo que: “Educar para la paz, es enseñar a la gente a encararse de manera más creativa, menos violenta, a las situaciones de conflictos y darle los medios para hacerlo”.

¡Ganar la paz es una tarea de amor!


Lic. Ángel Gomera
Director General
Sistema Nacional de Resolución de Conflictos (SINAREC)
Procuraduría General de la Republica.