Gracias por el
milagro de la vida
Se despierta el día, con una
sonrisa espléndida y brillante que se cuela por las rendijas de mi corazón, de
inmediato se confirma una vez más el gran milagro de estar vivo. Y eso es
ganancia para poder seguir sorteando desafíos y dificultades ante la vida. En
ese tránsito existencial se dan situaciones simples, otras más complejas que
tiende a pintar de gris y oscuridad los horizontes del pensamiento.
Es que en esos momentos cuando
están nublados los pensamientos, solamente vemos puertas cerradas, y se hace
eco en nuestro interior la expresión derrota, fracaso, no hay respuesta, no
percibimos solución; es decir toda nuestra concentración se centra en los
problemas sin salidas.
Es muy posible que, ante tales
circunstancias, aparece el miedo sin ninguna heroicidad, animando a que se
hunda la barca de tu vida por completo, y aplaudiendo éste, con rostro de
sarcasmo, las tormentas que te abaten sin contemplación. Y entonces comienza a
cuestionar todo con crudeza, a lanzar lamentos por doquier, a enfrentarte con
tus sueños, a buscar el culpable o los culpables de la desdicha que se presume
tener, y ahí todo pierde el sentido, y le restamos el valor al milagro de la
vida.
Pero la vida, un don maravilloso,
más allá de los obstáculos e incidentes que diariamente batallan con nuestra
felicidad, está llena de manifestaciones y detalles que con un cambio de
actitud y con la vestidura de la gratitud, a pesar de los nubarrones turbulentos
que puedan estar afectándonos, podemos vivirla a plenitud apreciando cada
instante y suspiros vividos como milagros.
¿Y de cuáles milagros estaríamos
hablando? De esos bellos recuerdos que debemos desempolvar el baúl escondido
de nuestra memoria ingrata, y que al rememorarlos te causan una sensación
exquisita y placentera que envuelve por completo todas las células de tu alma,
y te hace navegar hacia una eterna primavera celestial. Son esas añoranzas
agradables que atacan los anticuerpos cancerígenos de ese pasado negro y
amargo, brindándote nuevos aires de libertad y renovación, y que te lanza
decididamente a conquistar el futuro con gallardía y optimismo.
Es qué hacer germinar en el presente las
remembranzas positivas de un ayer vivido y superado, es uno de los tantos
motivos para dar gracias por el milagro de la vida. Pero no solamente debemos
quedarnos en la reminiscencia de lo que pasó, vamos también a trasladarnos a un
presente que, con la suma de aquellas historias pasadas, forman una big data
poderosa de hechos que evidencian cuantos milagros suceden en cada breve
espacio de tu tiempo.
Solo basta con detenerse un
instante, dejando que fluya el reconocimiento en tu corazón como agua cristalina
de manantial, para que aprecies en la dimensión del amor, el gran regalo incalculable
que posees. Este es el momento de quitar de tus ojos aquellas escamas pesimistas
que impiden ver todo lo bueno que te rodea y saborear la belleza de la vida.
Es tiempo que que cambies el sabor
amargo de tus labios por una dulce sonrisa, tan reluciente como un cielo
estrellado. Porque los malos tiempos son pasajeros y la oportunidad se ensancha
en cada crisis.
Cambiemos los llantos por cánticos
de fe al compás de la esperanza. Celebremos y bailemos el milagro de existir. Es
que mientras más reconocemos la gran riqueza que tenemos, mucho más agradecemos
con sinceridad por tan excelso don, y sobre todo aprendemos cada día a dar gracias
a Dios por el milagro de la vida.
Ángel Gomera
❤🙌
ResponderEliminar