jueves, 27 de marzo de 2025

Accidentes de tránsito, una ventana rota sin reparar

  


Accidentes de tránsito, una ventana rota sin reparar.

 

Es muy preocupante que mientras hablamos, comentamos o escribimos acerca de la pandemia de los accidentes de tránsito se nos están perdiendo muchas vidas cada día en la República Dominicana. El tiempo sigue su curso, las estadísticas crecen lastimosamente, el duelo nos cubre, y aún estamos en modalidad robots o icebergs. ¡Qué pena!

Sentimos que en la práctica cotidiana nos estamos acostumbrando a esta realidad pasmosa, provocado por la falta de ese despertar ante la pérdida de la sensibilidad social. Decimos esto, aunque se aprecie muy fuerte, debido a que este tema se está manejando como un simple juego donde se pasa el balón de mano en mano, sin que nos atrevamos a encestar una solución que traiga consigo la seguridad vial en nuestra amada Quisqueya.

Vemos con asombro como se viene normalizando la impunidad vial marcado por el desinterés y la inobservancia de ciertos comportamientos que violan una y otra vez la ley y no pasa nada.  Ante esa mala práctica Aristóteles se refiere con mucha claridad a qué es "Es preciso preferir la soberanía de la ley a la de uno de los ciudadanos." Urge en nuestro país priorizar el cumplimiento de las leyes por encima de seguir los deseos o intereses de individuos o grupos individuos en particular.

Respecto a esta cruda realidad existente del tránsito dominicano y sus reincidentes  transgresiones a la norma, nos debe situar a que analicemos como sociedad aquella ¨teoría¨ que plantearon los criminólogos James Q. Wilson y George L. Kelling, sobre ¨las ventanas rotas¨, al esgrimir que el desorden, el abandono, la falta de control y los pequeños actos de vandalismo en un entorno urbano, como ventanas rotas sin reparar, fomentan un ciclo de delincuencia y esto puede conducir a un aumento de la criminalidad.

Debemos entender que una pequeña desconsideración a la norma de tránsito se convierte en un símbolo progresivo de desorden y negligencia vial. Ver como motociclistas se suben por las aceras, cruzan el semáforo en rojo sin ninguna reacción de la autoridad, camioneros que conducen a altísima velocidad y todo bien, guagüeros con ¨licencia¨ para infringir la ley de tránsito y no hay quien le toque, conductores que manejan con más alcohol que sangre en el cuerpo y no hay régimen de consecuencias; a estos ejemplos o cadena de violaciones de tantas, se suma el hecho de que cuando se oculta el sol asimismo desaparecen de las vías las autoridades que deben velar por la seguridad vial.

Esto último es un fenómeno institucional muy extraño, ya que envía un mensaje confuso de que las calles, avenidas o carreteras en horario nocturno no necesitan de ningún cuidado, regulación, control o vigilancia. Esa notable ausencia de presencia policial por la noche evidentemente incide en que se reproduzcan los comportamientos más arriesgados. 

Volviendo a la teoría de los criminólogos James Q. Wilson y George L. Kelling y llevándola al campo de los accidentes de tránsito en nuestro país, urge entender que esa ventana rota de manera metafórica es la existencia de esa crisis de seguridad vial; la cual está provocando numerosas vidas humanas trágicamente truncadas, donde un porcentaje significativo son jóvenes.

 El Estado debe reparar con un abordaje oportuno esa dramática situación con el impulso de políticas preventivas integrales y la aplicación de un régimen de consecuencias efectivo. Dado que en la medida que discurre el tiempo sin respuesta estatal se consolida y sistematiza el establecimiento de la perniciosa cultura del caos, la cual conduce a la inseguridad ciudadana. 

En definitiva, si no se confronta los comportamientos viales impropios desde el momento en que ocurren con respuestas idóneas dentro de los parámetros legales e institucionales, se estaría conllevando a crear un ambiente social hostil donde se normaliza y se excita a conductas cívicas aún más dañinas e insensibles. Es hora de poner orden en el tránsito.

 

ANGEL GOMERA 

Abogado

Santo Domingo de Guzmán

angelgomera@gmail.co

martes, 4 de marzo de 2025

Para mi hijo Angel David

 







Para mi amadísimo hijo Ángel David Gomera Then

Un 7 de diciembre, el Todopoderoso nos concedió la dicha, la fortuna y el gozo de ser padres por segunda ocasión; trajo consigo un ángel, un niño inteligente, amoroso, encantador y obediente: Ángel David. Tu presencia nos sumerge en el dulce edén de la felicidad. Ese día que llegaste al mundo, salte y salte de una alegría celestial, y en mi corazón no cabía el gozo al contemplarte en aquella cunita, arropado con un manto de ternura.   

Decirte que cada día disfrutamos ver y vivir tu crecimiento físico y espiritual, en donde tú siendo uno de los protagonistas con principalía en esta película tan hermosa de la vida, nos llenas como papas de una actuación tan fascinante que nos hace emitir suspiros de júbilo. De ahí es pues, que somos bienaventurados al deleitarnos con cada etapa de tu existir, constituyendo la misma, trayectos de esperanza que nos cautiva en lo más sublime de una paternidad y maternidad que fruto del amor de Dios estamos disfrutando inmensamente.

¡Todavía rememoramos en nuestros corazones el eco de tus primeras palabras las cuales nos llenaron de una emoción indescriptible! ¡Ver con disfrute mayúsculo tus primeros pasitos tambaleantes y decididos a transitar con gallardía el inicio de una carrera cargada de muchos desafíos, pero sobre todo de un bello porvenir!

¡Aun nos pasan imágenes con colores perfectos de aquella primera sonrisa que ilumino todo nuestro ser cuan si fuese un rayo de sol! ¡Recordar aquellos gritos cuando papi y mami se disponían a bailar, hasta que un día con un ritual cargado de ternura e ingenuidad, uniste nuestras manos para que bailáramos con tu delicada aprobación!

¡Tus ruidos constituyen la más esplendorosa y afinada sinfonía para nuestros oídos, porque un momento de quietud es sinónimo de “donde esta”, “que está haciendo” y “me hace falta”! ¡Es maravilloso recordar que ambos (mami y papi) nos convertíamos en espectadores felices de aquel espectáculo de amor donde cada sorbo de leche maternal surtía el doble efecto de alimentarte a ti y alimentar nuestras almas! ¡Cuánto sufrimos tus caídas por más leves que fueran, sintiendo en cada una de ellas sobrecargas de angustias que aguijoneaban con tanta intensidad un corazón protector!

¡Evocamos aquel dulce momento de tu bautismo donde iniciaste la vida cristiana siendo tan pequeño, recibiendo el signo del agua que inscribió tu nombre en el Libro del Cielo y la luz del cirio que alumbra tu caminar por siempre!

Ahora nos toca vivir otro gran acontecimiento tan significativo para ti y nosotros: EL RETIRO ONDA JUVENIL CATÓLICA No. 33, te deseo, como tú papá, quien te ama con locura y devoción, que vivas este anuncio de Jesucristo para tu vida, que se cuele en lo más hondo de tú corazón; que te hagas amigo de Él. Que esta vivencia sea para hacernos más fuerte como familia, que superemos toda clase de obstáculos, sobra la base de un levantarnos, de un dialogo permanente; de sentirnos unidos más allá de las pruebas, de enmendar nuestros errores, de perdonarnos y de amarnos siempre y para siempre,

Quiero que sepas, que nunca estarás solo, que eres muy importante para mí, que agradezco a Dios por el gran hijo que me ha regalado del cual me siento muy orgullo. El humor que te caracteriza es tan único y sano.

¡Hijo, la impresión que sentimos nos hace expresar tantos sentimientos que hasta nos quedamos cortos en estas líneas que con tanto amor hemos dedicado para ti, pero debemos concluir venciendo el deseo irresistible de seguir escribiendo, gritando a todo pulmón del alma que te amamos tanto y tanto que hasta los poros palpitan en ayuda a nuestros corazones jubilosos! ¡Bendito seas por siempre pedacito de nuestro ser!  ¡Gracias Dios por premiarnos con este regalo tan soberano!

Quien te ama con todo mi corazón.

 

Ángel Gomera

Tú papá