miércoles, 27 de noviembre de 2024

El merengue es mi música



 El merengue es mi música

El merengue es uno de los géneros musicales que proviene de las entrañas de la República Dominicana, tierra bendita y bella, de cuyos poros relucientes emana un caudal de alegría, hospitalidad y sentido de fiesta. Es en esta perla amada que surge esta manifestación tropical sonora, que involucra como protagonistas a la güira y la tambora, haciendo de este ritmo algo encantador y atrayente, donde no hay pie ni cuerpo alguno que se resista a bailar o a movilizarse ante el sonido de un buen merengue.   

Este cadencioso ritmo caribeño que surgió a mediados del siglo XIX ha trascendido mares, fronteras, valles y montañas y se ha colocado más allá de otras demandas musicales en el gusto popular de muchos ciudadanos a nivel mundial, provocando como buenas nuevas, que fuera declarado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, el 30 de noviembre de 2016, por “fomentar el respeto y la convivencia entre las comunidades”, entre otras razones, que nos llenan de orgullo.

Es bueno significar que, el 26 de noviembre de 2005 mediante el decreto No. 619-05 de la presidencia de República Dominicana se oficializó como el Día Nacional del Merengue; festividad que honra nuestro ritmo autóctono por excelencia; el ADN musical de Quisqueya; la expresión viva, genuina y eterna de la identidad nacional, y el alma sonora del pueblo dominicano.

A pesar de ser este ritmo sabroso y contagioso nuestra bandera musical, hemos observado que el mismo debe ser reforzado como opción de permanencia y de transferencia generacional; ya que en los últimos tiempos ha venido experimentando niveles de poca difusión, promoción e incentivo, creando cierta merma en la población juvenil, la cual emigraron al consumo de otros tipos de ritmos musicales.

Ahora bien, lo planteado anteriormente no significa que el mismo se apagará, de ninguna manera; es que mientras exista un dominicano en la tierra, su corazón latirá al compás de merengue. En los momentos actuales vemos con mucho regocijo el surgimiento de una nueva camada de exponentes jóvenes que están apostando por nuestro tesoro musical intangible, lanzando producciones con ciertos colores y matices, las cuales se han colocado en los primeros lugares en importantes plataformas de reproducciones musicales.

Por lo tanto, entiendo que es oportuno para asegurar la continuidad, preservación y la promoción de nuestra música marca país, la realización de festivales escolares del merengue escolar; incentivar la creación de grupos folclóricos, sensibilizar al espectro radiofónico nacional para que en su programación tomen cuenta la colocación de este ritmo. Asimismo, la creación de un museo del merengue; intensificar las conferencias y talleres sobre el merengue y ritmos patrimoniales. Que el Ministerio de Turismo en las diferentes ferias nacionales e internacionales, continúe abriendo más espacios, ya que este tesoro es un plus de atracción a turistas.

De igual manera, dado lo que establece el Artículo 1 y el literal H, del Artículo 19 de la Ley 176-07, del Distrito Nacional y los Municipios, donde se consagra que los ayuntamientos tienen la competencia de preservar los patrimonios históricos y culturales; se hace necesario que los gobiernos locales refuercen con políticas municipales permanentes y efectivas, la protección y divulgación de esta riqueza cultural; es decir, le brinden más apoyo.  

Finalmente, concibo que, desde el Estado, a través de su Ministerio de Cultura, debe difundir con mayor dimensión el valor del merengue dentro de la sociedad dominicana, fomentar su expansión, consolidación e incentivar las manifestaciones auténticas del merengue que surjan en las comunidades.

Hay raíces culturales que no debemos perder y el merengue es mi música, la música de nosotros, la esencia de la nación dominicana; preservarlo para la posteridad es nuestra misión ineludible.

 

ANGEL GOMERA

lunes, 11 de noviembre de 2024

Es oportuno el rol de mediación de la Iglesia

 



Es oportuno el rol de mediación de la Iglesia

En nuestro país, hemos sido testigos que uno de los roles esenciales y prácticamente determinante ante ciertos acontecimientos nacionales que ha venido ejerciendo la Iglesia, ha sido su misión de la mediación y la concertación ante los conflictos políticos y sociales.

Cabe citar algunos ejemplos su rol en el año 1985, cuando promovió el Diálogo Tripartito (entre el gobierno, empleadores y trabajadores) que hizo posible el nuevo Código de Trabajo, promulgado en 1992 y que puso fin a una situación de conflictos complicados y permanentes entre trabajadores y empleadores. Estos diálogos coadyuvaron a una paralización y disminución de huelgas laborales en el país.

Asimismo, haber participado y promovido iniciativas como el Pacto de Solidaridad Económica de 1990, el Acuerdo de la Comisión de Educación que puso fin a una huelga de maestros y representó importantes conquistas para el Magisterio Nacional en 1991.

También la Agenda Nacional concertada entre la sociedad civil y los partidos políticos en 1993, en donde se acordó en ese momento histórico, mejorar, por mencionar algunos puntos: El escaso desarrollo de una cultura democrática, la disfuncionalidad de la justicia, el poder municipal diluido y erosionado, la poca capacidad de reacción de la sociedad ante los problemas, el afianzamiento de los mecanismos de participación ciudadana.

De igual manera, su aportación en el Acuerdo por una Campaña Electoral en un Clima de Paz, el Pacto de Civilidad y el Pacto por la Democracia en 1994, que posibilitó la superación de una crisis política que mantenía al país al borde de la ingobernabilidad y de caer en un vacío institucional.

Otros logros de la concertación social son las reformas al sistema electoral en 1992; los códigos arancelarios y tributarios en 1992; y el acuerdo entre los partidos políticos mayoritarios para superar una crisis política alrededor de la Junta Central Electoral en marzo de 1999.

Asimismo, su voz y liderazgo ha sido oportuno para iluminar y explicitar algún acontecimiento significativo; a los fines de que se enfoquen esfuerzos, atención y puedan así canalizarse soluciones a situaciones como, por ejemplo: la indiferencia e insensibilidad ante el rostro amargo e inhumano de la pobreza, la desigualdad social y económica, la descomposición familiar, las enfermedades, la degradación del medio ambiente y los recursos naturales, la corrupción, la criminalidad, la inseguridad ciudadana, la prostitución, el narcotráfico, la explotación del ser humano, el desempleo, entre otras crudas realidades.

Visto lo anterior, entendemos que, ante el anuncio y la implementación de un paquete de reformas a la fiscalidad, electricidad, la seguridad social, el Código Laboral y a la Policía en los momentos actuales; los cuales han venido generando preocupaciones e inquietudes de parte de los diversos sectores de la sociedad.

En cuanto a la propuesta de Ley de Modernización Fiscal se tuvo que retirar del Congreso Nacional por no contar con el debido consenso para ser aprobada, a pesar de que se entiende la necesidad de esta.

En este punto último, el país requiere procurar los consensos necesarios, y así realizar los ajustes estructurales requeridos que impacten favorablemente la economía, a fin de que los compromisos financieros sean sostenibles de manera fiscal y macroeconómica en el tiempo. Se arguye que posponer dicha reforma podría provocar un grave costo para la economía dominicana, e impactar de manera desfavorable el bienestar social.

En ese orden, urge que la Iglesia promueva y active una vez más, su papel y liderazgo en la resolución alternativa de conflictos, asumiendo como método la mediación a través de la herramienta del diálogo para que se logre concertación social y política que se requiere para estos temas tan cruciales.

Finalmente, entender que para construir la paz desde la justicia y la concertación social, es necesario mayor involucramiento, responsabilidad y compromiso de quienes procuran dicho propósito. Ya que nadie puede pregonar con sentido un discurso aprendido sobre la justicia, el diálogo, la caridad y una cultura de paz; si los que hablan o dicen facilitar los procesos no muestran que ellos mismos son constructores internos de los procesos de solución.

¿Qué figura debería ejercer el rol de mediador para lograr la concertación política y social que se requiere para aprobar el paquete de reformas?

 

ANGEL GOMERA

viernes, 1 de noviembre de 2024

Trozos sueltos que vuelan entre lo celestial y cotidiano

 


Trozos sueltos que vuelan entre lo celestial y cotidiano

 

Tú presencia es caudal abundante de ilusiones y experiencias dichosas. Abre caminos de versos luminosos a través de mares y océanos. Me hace andar con pasos de seguridad en cada metraje de mi existencia terrenal; entre caídas y levantadas, calmas y tempestades, penas y alegrías. Vivencias y sensaciones, que he recorrido entre cantares, pentagramas, erupciones volcánicas y amaneceres.

 

Oírte reafirma con profunda certeza, de que no estoy solo; porque escuchar tú voz es pura omnipresencia con el toque melodioso del arpa de un amor infinito que aniquila cualquier soledad. Es que tú voz susurra paz y fortaleza más allá de las complejidades. Tú voz abraza con los brazos del corazón en el justo instante en que necesitamos ternura y protección. 

 

Tú prominencia es incentivo perfecto para inspirarse en la belleza y la verdad de la vida; me convierte en agricultor ilusionado para arar en mis pensamientos cada parcela poética con vocación a lo sublime. Me hace exprimir gotas de líricas en cada detalle que brota de un amor fecundo; regando los campos de mi existencia peregrina.

 

Tú presencia se hace vida en las cuatro esquinas de mi corazón, cada latido es señal convincente del milagro de la vida; cada bombeo de sangre define la redención eterna; todo tu amor se filtra por las venas y arterias reverdeciendo todo el camino que lleva hacia el Edén celestial.

 

Definitivamente tú eres luz cálida cubierta por el esplendor de una primavera vestida de flores; perseguida por las lluvias copiosas de verano, que besan la tierra con gotas musicales; donde cada sonido mueve las hojas caducas de un otoño de belleza efímera; dando paso a un invierno de guirnaldas de paz y olor a belenes alegres y fulgurantes.

 

Eres un bello atardecer que se filtra en la memoria de mis pupilas, haciendo de ese mágico instante un paisaje que envuelve mi aliento en expectación eterna. Dulce crepúsculo que es bálsamo para la salud de un espíritu que flota entre versos, pétalos vivos y fantasías de poeta. Que se hace cómplice de la quietud romántica del mar. Dulce anochecer que es verbo y sabiduría perenne que devela el verdadero sentido de la vida.

 

Y entonces amanece entre la brisa fresca de una mañana lluviosa y el silencio de un otoño que anuncia que pronto se marcha de la estación; que se va para volver, esperando hallar un corazón descongelado y coronado en su interior por un pesebre reluciente que se hace vida más allá del invierno.

 

Se va con las ansias de regresar y poder encontrar con esperanza una primavera que, vestida de flores, con rayos de multiformes colores y virtudes, haya pintado con trazos perfectos y perpetuos el retrato humano con las bienaventuranzas. Primavera celestial, que sea huerto de vida y gracia, de perdón y exultación, de compañía y refugio ante los avatares, dónde se pueda abrevar la sed y necesidad de la felicidad. 

 

Que se va con el anhelo envuelto en hojas áureas y melancolía de luna verde, esperando recibir bienhechoras noticias cuando le toque retornar, de los labios de un verano sudoroso que con su calor optimista ponga a chorrear de versos, verdad y humanidad los poros del alma. 

 

Y volvió el otoño aquel con un pensamiento infinito, abriéndose pasos ante el recuerdo de lo vivido; volvió para volver a empezar y ser mejor de lo que fue ayer; habiendo entendido en una tarde gris que lo mejor vendrá.

            


ANGEL GOMERA

Abogado

Santo Domingo de Guzmán

angelgomera@gmail.com