¡Por una Cultura
de Paz!
La República Dominicana registra en los
últimos 10 años un incremento en la violencia y controversias que tienen sus
raíces en casos menores, y que debido a nuestra cultura de litigio y a la falta
de acciones y espacios efectivos para la gestión y resolución de estas
situaciones conflictivas, devienen en congestión de nuestros tribunales, del
sistema carcelario o en desgracias que pudieran haberse evitado mediante la
implementación y abordaje de estrategias oportunas con resultados más
satisfactorios a las partes envueltas. Es por ello que la sociedad dominicana
demanda cada vez más de la promoción de una cultura de Paz, como vía para
arribar a soluciones que afiancen la convivencia armoniosa entre las personas.
Consciente de esta realidad el Ministerio
Público en su Plan Estratégico 2015-2019, ha
definido e incorporado dentro del eje estratégico de Lucha contra la criminalidad,
como estrategia de abordaje, un Plan
para la Prevención de Conflictos orientado
a reducir la ocurrencia de
hechos que puedan convertirse en una infracción a la Ley Penal, mediante la
puesta en marcha de un conjunto de servicios, programas, estrategias y acciones
destinados a favorecer la prevención y la gestión efectiva de las diversas
situaciones conflictivas en la ciudadanía, que han de ser impulsadas por el Sistema Nacional de Resolución de
Conflictos (SINAREC) desde
Planes Operativos Anuales. En
virtud de lo señalado anteriormente la Procuraduría
General de la República habilito un espacio de discusión,
análisis, debates y propuestas para uno de los sectores que resulta más
vulnerable ante el ímpetu estrepitoso de toda manifestación de violencia: LA
JUVENTUD denominado Primer
Congreso de Jóvenes por una cultura de Paz, dirigido a la construcción de un
liderazgo joven comprometido que se involucre en las soluciones para reducir
los niveles de violencia como país, promoviendo una cultura de paz que genere
un ambiente armónico y pacífico en todos los ámbitos de la sociedad. Y es que
cada día somos sujetos de un bombardeo sistemático que induce a una cultura de
violencia, caracterizado en el uso de todas clases de herramientas que lejos de
favorecer la paz, nos encaminan a la construcción de una generación con
comportamientos generadores de violencia. Les remito que se detengan en las redes
sociales, en ciertas músicas con letras de contenido tóxicos, en las narco
novelas, en vídeos juegos violentos, en la impunidad sin régimen
de consecuencias, en las calles cargadas de expresiones agresivas y
comportamientos emocionales, pero carentes de respeto y cortesía, en ciertos
excesos de autoridad sin amparo, en hogares que lejos de ser escuela de
valores, se han convertido en focos de violencia cuyos resultados devienen en
el grito tan desgarrador de niños y niñas huérfanos (as) que ponen a llorar con
desconsuelo el corazón de las piedras, en tantos jóvenes que se han dejado
deslumbrar por el éxito de la vida fácil pensando que ahí está el camino
de la felicidad, se llenan del no importa nada, de un vivir la vida sin
compromisos, de un pensar sin mañana, etc., Pero tranquilos entiendo que
esto no es la generalidad, y que la esperanza del cambio no perecerá, ya que
existe una cantera de líderes juveniles que con su vocación de servicio
constituyen un ejemplo vigoroso de que habrá un mejor mañana, partiendo de un
buen presente; y es que en sus ojos veo el brillo de Duarte,
Sánchez y Mella, de Gandhi y su estilo de paz, de un sueño
que nunca deja de soñar Martín Luther King, de un Mandela que el cautiverio no logro el efecto
de detener los sueños de libertad y de romper las barreras, y de un Jesús,
que como máxima expresión de un amor hecho vida nos incentiva amar al
prójimo como a ti mismo, y de tantos héroes anónimos que con su entrega y
vocación siembran con su ejemplo las semillas del bien.
Y es que la paz no llega sola, hay que buscarla, hay que
trabajarla, empezando por sí mismo, para así llevarla a los demás. A lo que nos
referimos es que debemos ser promotores de la paz, promoviendo en nuestro
entorno espacios de dialogo o de prácticas restaurativas; Por lo que se hace
necesario redoblar los esfuerzos para la construcción de una Voluntad política
de cara a estos propósitos; y entonces si romperemos los muros de las
divisiones, del odio, del mal vivir, de la desigualdad, de los resentimientos,
de las insensibilidades, logrando entonces edificar puentes del dialogo, del
perdón, del amor, de la justicia, de la solidaridad, de la tolerancia, etc.
Para alcanzar el sueño de una cultura de paz plena y saludable:
¡Queremos jóvenes con sueños de
esperanzas! ¡Constructores del cambio y garantes del bien! ¡Jóvenes con aliento
de paz que hagan revolucionar las ideas para edificar un presente y mañana
vigoroso, de bienestar y de progreso en la República Dominicana!
Como dijo Antonio Machado “Caminante no hay camino, se hace
camino al andar”. ¡Es tiempo de elegir el camino que nos conduce a la paz!
¡Seamos las luces valientes que señalen ese camino, sin vueltas atrás!
Ángel Gomera